lunes, 21 de septiembre de 2015

La fiesta

Fotografía de Gabriel Fuselli


Aunque parezca mentira hay territorios en Canarias donde toda su ciudadanía vive feliz y contenta, ajena a las crisis, sin preocupaciones derivadas de la caótica realidad social, probablemente fingida, que se vive en otras zonas. Ya sabemos, a estas alturas, que los discursos desde el poder y los medios de persuasión dibujan una realidad alternativa – un Matrix o una Arcadia- como modo de incidir en la población. De esta manera a veces se consigue que algunas personas, que vagan su existencia por los márgenes o en el propio abismo de la exclusión, terminen por creer que ese crecimiento del número de turistas o del producto interior bruto es su felicidad y que lo que es bueno para el telediario también lo es para ellas.

Pero, a pesar de tanta imaginería y de tanto intento por convencernos, la realidad existe y se ve y, lamentablemente, también se sufre. Cuando el colapso del sistema ha aumentado las desigualdades en el Estado y en Canarias hasta niveles inconcebibles e intolerables, la mayoría de las instituciones siguen tomando decisiones como si la falsa ilusión de aquel estado inmobiliario del bienestar siguiera existiendo.

Algunas de esas instituciones llegan a disimular con éxito sus decisiones contrarias a la justicia social y al sentido común. Sobre todo porque no nos enteramos, ya que tal labor es imposible de conocer. ¿Sabe usted, por ejemplo, cuántas personas, al margen de los cargos electos, han encontrado un plácido echadero institucional tras las últimas elecciones? Habría que rastrear, en una insufrible labor de detective, los nombramientos oficiales uno a uno ya que ni el Gobierno de Canarias y ni la mayoría de las instituciones hacen pública la lista de esa cohorte de enchufados que sostenemos con nuestro dinero.

Pero en otras ocasiones los propios procesos administrativos hacen que trasciendan las comedias, los esperpentos, las ofensas. Es el caso del Ayuntamiento de la Oliva, donde la mayoría de la corporación decretó oficialmente a ese municipio como zona libre de pobres, exenta de conflictos familiares o de violencia de género, sin domicilios con dificultades económicas, ajena a cualquier problema que precise la intervención de profesionales del trabajo y la asistencia social.

Eso al menos es lo que se deduce del acuerdo plenario del 31 de agosto donde la mayoría de la corporación aprobó que 55.000 euros, destinados al apoyo técnico a los Servicios Sociales, se derivaran a las fiestas patronales. Para conseguir tal obscena transferencia tuvieron que convocar un pleno y por eso nos enteramos. Las señorías del Partido Progresista Majorero (cinco concejales, con su condenado y campechano alcalde a la cabeza), del Partido Popular (tres concejales) y de Nueva Canarias (dos concejales) votaron a favor de que los voladores y los Pepe Benaventes son más importantes y urgentes que los problemas de la gente más desfavorecida del municipio. Como la mayoría plenaria es de once concejales la modificación presupuestaria salió adelante gracias a la inestimable y vergonzosa colaboración de los cinco concejales de Coalición Canaria. Votaron en contra de este oprobio los tres concejales del PSOE y los tres de Votemos.

Cómo ha debido de ser la cosa que hasta Cáritas, poco dada en realizar críticas directas a las instituciones, les ha afeado su insolidaria e hiriente decisión. En su comunicado Cáritas Parroquial La Oliva – Corralejo aporta datos y una juiciosa crítica: El personal del departamento se reduce a "dos trabajadoras sociales y una psicóloga -no tienen auxiliar de ayuda a domicilio- que están saturados. Conseguir una cita puede hacerse esperar casi dos meses", añadiendo que "los Servicios Sociales se rigen por un modelo meramente asistencialista que no llega a toda la población. Actualmente, la atención a las personas, la prevención y la promoción social no se trabajan adecuadamente debido a los recortes llevados a cabo por este Ayuntamiento". (La Provincia, 21 de septiembre de 2015)

Así que, parias de Canarias, pobres del archipiélago, fijen urgentemente su residencia en La Oliva; sus miserias, sus agobios y sus problemas desaparecerán y si no, por lo menos, se divertirán sabiendo que sus ayudas sociales se han transformado en verbenas y en un cielo iluminado por voladores cargados de infamia.


2 comentarios:

  1. Recuerdo hace mas de tres décadas cuando Domingo después de su discurso partenalista, repartía por todas las fiestas del municipio cantidades ingentes de dulces de la extinguida Panadería Tindaya, coman, coman pero no destrocen decía el trabajador del ayuntamiento mientras una masa de gente llenaban completamente sus bocas de merengues y de harinas horneadas.
    Domingo a cambio de su bondad pasajera se comía el sólito el porcentaje de las licencias urbanísticas haciéndole un señor multimillonario. Seguramente querrá repetir el mecanismo que lo hizo de oro con esta técnica de engorde de ganado.

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  2. Pan y circo.. el Dimas Martín de Fuerteventura.. ¡Cuánta educación hace falta¡
    besos

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