Enorme ha sido la
solidaridad mostrada desde el poder a Felipe González y al
presidente del grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, ante el boicot que
sufrieron en la Universidad Autónoma de Madrid. Enternecen
especialmente las muestras de condolencias manifestadas por el
Partido Popular. La libertad de expresión, dicen, es un derecho
democrático insoslayable que no debe ser puesto en duda, la palabra
no puede ser cercenada, el debate nunca puede negarse. Y se los oye
citar al pobre Voltaire, que no dijo la mitad de las citas que se le
atribuyen, incluida esta: Estoy en desacuerdo con lo que dices,
pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo. Pero queda
bien citarlo porque la frase es contundente, casi incuestionable y
además Voltaire era francés, ilustrado y murió hace tantos años
que no puede defenderse siquiera de que lo cite el PP.
Pero a pesar de que el PP
sufra ocasionalmente estos impulsos democráticos, el subconsciente
les vuelve a poner los pies, inmóviles y unidireccionales, en la
tierra donde la libertad de expresión tiene límites. Y los límites
los ponen ellos. Y el PP de Fuerteventura, ilustrado sea, ha puesto
el grito en el cielo porque el Cabildo insular patrocina una charla
de Juan Manuel Olarieta Alberdi, un abogado que viene a hablar, qué
cosas, sobre el marxismo en la actualidad. Se apresuraron a buscar en
las redes (o se lo hicieron llegar desde los servicios policiales con
los que están tan conectados) el currículo delictivo del
conferenciante.
Pero antes aclaremos que
el patrocinio del Cabildo se limita a la edición de unas decenas de
carteles anunciadores de la conferencia. Los gastos del traslado,
manutención y alojamiento los financia la Asociación Acción Social
Obrera conformada por un grupo de entusiastas que han contribuido a que
en Fuerteventura podamos escuchar a una amplia y diversa
representación de voces críticas de Canarias y allende mares.
Del sesgado currículo
que el PP ha incluido en su quejumbrosa nota de prensa para censurar
que el Cabildo contribuya con tamaño dispendio a que Olarieta pueda
estar en Fuerteventura se advierten dos enormes pecados: Olarieta ha
sido detenido varias veces y ha sido abogado defensor habitual en
varios procesos que afectaban a miembros de los Grapo. Desconocía
que tales circunstancias te inhabilitaran para ejercer como
conferenciante, sobre todo, miren ustedes las ideas que uno tiene,
porque uno ha terminado por creerse que todas las personas tienen
derecho a la tutela judicial efectiva, seas de los Grapo o te llames
José Manuel Soria, Luis Bárcenas o Águeda Montelongo.
Precisamente tal derecho
es al que se acogió la presidenta del PP de Fuerteventura para
defenderse en el denominado caso
patronato en el que, recordemos, los residentes de esta
isla le pagamos las vacaciones a varios cargos del PP nacional a
través de facturas falsas coladas por el Patronato de Turismo. No
tuvo a bien entonces el PP majorero criticar que el Cabildo sufragara
con nuestro dinero las cuchipandas de altos cargos de su partido.
Pero Olarieta viene a hablar sobre el marxismo y no de fiesta y, por
lo tanto, a la mierda la libertad de expresión. Y por cierto, en el
comunicado del PP censurando que el Cabildo patrocine la charla, se
les olvidó mencionar que las detenciones sufridas por Olarieta no
han conllevado ninguna condena judicial. Un pequeño detalle sin
importancia.
No comparto algunas de
las tesis de lo (poco) que he leído de Olarieta. Y mi postureo
intelectual no llega al grado de citar la no cita de Voltaire,
básicamente porque, como buen cobarde, nunca defenderé hasta la
muerte ni ideas, ni banderas, ni patrias. Pero hay que ser
extremadamente cínico e hipócrita para defender la libertad de
expresión del Señor X y del presidente de un grupo mediático que
elogia los golpes de Estado en Latinomérica, y negársela a alguien
que ha decidido caminar con sus ideas por los incómodos bordes del
sistema.