Unamuno escribió:
Enjalbegada tumba es Betancuria. Eso es una metáfora.
Betancuria no es una tumba, es un pueblo. En Betancuria viven
personas y a las que mueren las entierran en el cementerio. Pero, ya
ven, la literatura utiliza trucos lingüísticos para expresarse.
La Luz de Mafasca es una
leyenda, contada y escuchada de mil formas diferentes a lo largo de
la historia. Una versión asegura que a quien no creyera en ella u
osase burlarse de su existencia le sobrevendrán grandes males,
incluso la muerte. Desconozco si mi cólico nefrítico tiene que ver
con mi descreimiento pero sigo pensando que es una leyenda. Y una
leyenda no es la realidad.
Los carnavales son unas
fiestas especiales en Canarias, también en Fuerteventura. La esencia
de esa fiesta es el humor. A las murgas se les permite cualquier
exceso verbal. En algunas ocasiones las críticas alcanzan, gracias
al sarcasmo, un nivel mordaz para caricaturizar determinadas
situaciones de lo cotidiano. En otras ocasiones los insultos son poco
velados. A lo mejor van dirigidos al alcalde o a los concejales que
asisten dignamente a los concursos de murgas en primera fila. Y ahí
aguantan el aluvión de críticas, como campeones, con sus sonrisas
artificiales, porque los murgueros son votantes, el público es
votante y porque es carnaval.
El Jueves es una
revista de humor. No es el National Geographic. Es una revista de
humor que utiliza la caricatura y la sátira para expresarse. Puede
que sus ocurrencias le hagan reír o no pero cualquier persona con
dos dedos de frente sabe que no trata de describir la realidad sino
que la ironiza e hiperboliza.
En un número reciente El
Jueves caricaturizó en una de sus páginas algunos aspectos del
presente de Fuerteventura, más bien del norte de la isla. Y se
entiende perfectamente que haya gente que no le encuentre el humor
incluso que consideren que maldita la gracia. De la misma manera que
hay gente que se troncha con En Clave de Ja, un vodevil
canario pagado con dinero público, a otras personas les causa
vergüenza y hasta tristeza.
Pero que el Cabildo de
Fuerteventura, a través de algunos de sus representantes, haya
elevado una protesta institucional por la página de El Jueves
convierte a esa institución en una caricatura de sí misma, en un
organismo censurador que hace el ridículo enviando su indignación a
la prensa.
Fíjense ustedes que a
algunas personas -raritas que somos- lo que nos indigna es la
realidad y no la ficción. Esperando estamos que el Cabildo emita un
comunicado rotundo porque en Fuerteventura más de un 30% de la
población está desempleada; porque el hospital lleva quince años
en obras, porque la directora de enfermería (¡y 23 supervisores!)
presentaron la dimisión por las injerencias políticas en su labor y
porque nos hemos quedado sin servicio de oncología por la dimisión
de su único especialista; porque todavía núcleos urbanos y
turísticos como El Castillo, con casi 6000 habitantes, siguen sin
tener un colegio; porque en cientos de hogares de Fuerteventura no
entra un euro; o porque más de 30 millones de metros cuadrados de
esta isla (la Isla tranquila dicen los eslóganes
propagandísticos) están destinados al entrenamiento de jóvenes
para ir a las guerras.
Miren que hay asuntos por
los que indignarse. Pero son demasiado reales como para que el nivel
intelectual de los firmantes del manifiesto de desagravio a El
Jueves los entiendan. Solo esperamos de ellos que no terminen por
impugnar las metáforas, a las murgas o la Luz de Mafasca por la
mala fama que nos dan. Que aquí, por si no lo saben, todo está
perfecto.
Nota dirigida a los
censores del Cabildo (por si acaso): Superman no existe, Batman y
Spiderman tampoco, y lo de los Reyes Magos hay quien lo cuestiona.