(Fotografía de La Provincia)
"Y yo que para ti solo fui una holgazana
y hoy soy la guardiana de tus días de horror.
Te quiero a morir..."
(Oda
de Santa Clau a Papá Marqués)
NOS, Santa Clau y Papá Marqués, reunidos en
la punta de arriba del Morro de Tababaire a donde hemos accedido compartiendo
camello para ahorrar costes al contribuyente, MANIFESTAMOS:
Ante
este vasto territorio que contemplamos y que antaño fue nuestro dominio y
donde, todavía hoy, una ardilla puede ir desde El Cotillo a Corralejo, desde
Tindaya a La Caldereta, pisando solo nuestras propiedades, escudriñamos con
tristeza el oscuro futuro que se cierne sobre este municipio ante la posibilidad
de quedar desamparados sin nuestra benefactora tutela.
NOS,
que llevamos casi tres décadas sin trabajar, sacrificando nuestro tiempo y
carreras profesionales en pro de los vecinos, que hemos tenido que realizar los
más bajos menesteres siendo concejales, alcalde y alcaldesa, senador y
senadora, diputado y diputada, nos vemos en la necesidad de unir nuestras menguadas
energías para que las fuerzas del mal -siempre alerta- no se hagan con las riendas
de nuestro municipio.
NOS,
que fuimos capaces de urbanizar ilegalmente Majanicho, que seguimos teniendo en
nuestro punto de mira la montaña de Tindaya, que compartimos despotismo y
nepotismo, que sacrificamos el dinero de los Servicios Sociales para gastarlos
en las fiestas, que defendemos los intereses de la RIU por encima del interés
colectivo, que compartimos imputaciones, que juramos odio eterno al ecologismo,
que con una mano agitamos la bandera española y con la otra la bandera canaria,
que hemos conseguido endeudar a La Oliva (con la inestimable colaboración de
nuestra paje socialista), mostramos nuestra sacrificada disposición para,
olvidando simuladas rencillas, dirigir los destinos de nuestro querido y nunca
escarmentado pueblo.
Y
es por ello que NOS, herederos ideológicos de los Coroneles, hacemos un
llamamiento público para que el 2016 nos traiga gloria, poder y, a ser posible,
un cerrajero que nos abra los candados del Ayuntamiento y, de paso, le cierre la entrada a la dignidad.