Un sinvergüenza, nos
explica el diccionario, es una persona que comete actos ilegales en
provecho propio o que incurre en inmoralidades. Atendiendo a la
segunda parte de la definición (y sin descartar del todo la primera)
Domingo Berriel Martínez, consejero del Gobierno de Canarias, es el
sinvergüenza por antonomasia. Su currículum político y personal
está plagado de inmoralidades y en varias ocasiones hemos dado
cuenta de ellas. La (pen)última es el colmo de lo inmoral aunque
este hombre parece no encontrar techo en sus ansias de vivir del
cuento público.
El Consejo Insular de
Aguas de Fuerteventura -dependiente del Cabildo Insular- realizó en
mayo de 2011 una convocatoria de subvenciones denominada Concurso
público para la solicitud de auxilios a proyectos de obras
hidráulicas de iniciativa privada. El
total de la subvención ascendía a 148.672,33 euros. Se presentaron
quince solicitudes. Cuatro de los solicitantes quedaron excluidos por
no cumplir los requisitos para ser beneficiarios; las otras once
solicitudes se repartieron 96.607 euros quedando 52.605 euros sin
asignar y que quedan acumulados para futuras subvenciones.
De
los 96.607 euros repartidos un solicitante se lleva 3.959 euros, otro
2.901, otro 1.674, otro 6.729, otro 13.723, otro 5.820, otro 2.089,
otro 7.838. Y otro se convirtió en la Santísima Trinidad y presentó
tres solicitudes, cada una subvencionada con 17.110,62 euros, es
decir, un total de 51.331,86 euros. Este último se llama Domingo
Berriel Martínez y es el Consejero de Obras Públicas, Transportes y
Política Territorial del Gobierno de Canarias. Las obras a las que
van dirigidas las subvenciones al Consejero son: una balsa de
decantación y ampliación de la balsa existente; la construcción de
un depósito de almacenamiento y canal de riego y la construcción de
otra balsa impermeabilizada de almacenamiento y riego. Vaya, que al
hombre le ha dado por almacenar agua, no vaya a ser. Ni que decir
tiene que las tres obras subvencionadas con nuestro dinero lo son
para arreglar su finca particular en La Laguna de Tesjuates, en el
municipio de Puerto Cabras.
Las
subvenciones fueron otorgadas por la Junta de Gobierno del Consejo
Insular de Aguas del Cabildo majorero el 5 de marzo de este año.
Forman parte de esa junta, entre otros, el presidente del Cabildo,
Mario Cabrera; un representante del Gobierno de Canarias, Francisco
Rodríguez Batllori; dos consejeros de Coalición Canaria, uno del
PSOE, otro del PP. Todos, por lo tanto, han participado -por obra u
omisión- de esta canallada: el sinvergüenza que la solicitó y los
que la concedieron.
Domingo
Berriel cobra 71.051 euros al año, más que un ministro del Gobierno
de España. Lleva toda la vida viviendo de la política y ha sido,
entre otros cargos, Consejero del Cabildo de Fuerteventura y Director
Gerente del Consejo Insular de Aguas, los dos órganos hermanados que
le han otorgado ahora más de cincuenta mil euros para que los
dedique a la agricultura un hombre que no conoce ni de lejos el
mecanismo por el que se activa un sacho o una azada.
Que a un personaje como este -que
ostenta un alto cargo público y que es rico en sueldo y bienes- se le concedan
cincuenta mil euros para arreglar una de sus numerosas propiedades es algo más
que inmoral. Esto sucede en una tierra con la mayor tasa de personas paradas
del Estado, en donde se le niegan las ayudas a las personas que sobreviven a
duras penas en la exclusión social, donde se rebajan los sueldos del
funcionariado por segunda vez, donde es mejor que no te enfermes, donde es
mejor que no estudies, donde es mejor que emigres; en el país, ya ven, donde
últimamente salen los Paulinos y los Spínolas a pedirnos, con caras
compungidas, que hagamos todos un esfuerzo. Sí, lo sabemos, sinvergüenza es
poco, pero seguro que al leer esto a ustedes se les ocurren mejores
calificativos.
NOTA ACLARATORIA: Domingo Berriel fue Director Gerente del Consorcio de Abastecimiento de Aguas de Fuerteventura (CAAF), no del Consejo Insular de Aguas.
NOTA ACLARATORIA: Domingo Berriel fue Director Gerente del Consorcio de Abastecimiento de Aguas de Fuerteventura (CAAF), no del Consejo Insular de Aguas.