Empiece por ubicarse en los centros de poder. Para eso no hace falta que usted aparezca en las fotos. Le basta con tener contactos con el poder. De hecho usted es quien tiene el poder pero ellos (los alcaldes, el presidente del Cabildo, los concejales, los consejeros) creen que el poder es suyo.
Usted es un empresario al que le importa una mierda el desarrollo sostenible, la diversificación de la economía, el desempleo y Fuerteventura. Justo los argumentos que usted utilizará para vender su negocio. Pero no se preocupe, usted no tendrá que pasar por el mal trago de defender públicamente esos argumentos. Para eso tiene sus contactos en las instituciones y en los medios de desinformación.
El dinero con el que usted unta a los medios y a los políticos (incluso a algún funcionario) no lo vea como un gasto. Véalo como una oportunidad, como una inversión de la que se sentirá orgulloso cuando vea que su parque eólico ha prosperado, su urbanización sostenible ha cristalizado, su ecocamping ha florecido (lo de eco es muy importante), sus estudios de cine se han iluminado, sus huertos solares han fructificado enormes beneficios.
No se preocupe por aspectos superficiales como los trámites administrativos, las declaraciones de impacto ambiental, la planificación territorial, el paisaje, los escrúpulos, el futuro. No se agobie ni se desvele. Recuerde que usted invirtió para que los políticos y los medios se encarguen de que usted no coja nervios.
Asegúrese de invitar a varias cenas a algún alto funcionario que cree que la ética, la neutralidad, la objetividad y la deontología son animales de compañía. Si usted ve que el alto funcionario duda, invítelo a más cenas, a algún viaje o suminístrele alguna donación imposible de rastrear. Sigue siendo una inversión: en el pleno o en la comisión, el funcionario velará por sus intereses utilizando argumentos jurídicos.
Los argumentos jurídicos siempre están a su favor, no del lado de la ciudadanía, ni de la mayoría, ni del bien común llamado Fuerteventura. Todos sus negocios privados, todos sus pelotazos, todas sus aberraciones mediambientales, son de interés público. Para eso han hecho las leyes sus contactos en el poder.
Es importante, pero que muy importante, que insista que hay que diversificar la economía (aunque usted esté involucrado de lleno en el negocio turístico o de la construcción); que hay que apostar por las energías renovables (usted, sí, usted que siempre ha despreciado a los ecologistas); que hay mucho paro (usted, que paga salarios de miseria, que contrata en negro, que obliga a trabajar horas que no se cotizan).
Recuerde siempre que usted maneja dos tipos de títeres. Están los políticos títeres, que a su vez tienen divisiones y subdivisiones pero que básicamente se dividen en dos: los que están en el poder coyuntural y por lo tanto hacen lo contrario de lo que decían en la oposición y los que están en la oposición coyuntural y por lo tanto dicen lo contrario de lo que van a hacer cuando lleguen al poder. Si se fija con detenimiento son los mismos, casi todos están ahí para que su pelotazo privado sea de interés público.
Los segundos títeres son los medios de desinformación títeres. En el organigrama que usted ha diseñado (inversión mediante) forman una parte imprescindible para que su negocio triunfe. Son los encargados de convencer a la ciudadanía de que su pelotazo privado es de interés público. Estos medios no tienen inconveniente en mentir una y otra vez porque siempre han carecido de ética, traicionando permanentemente al periodismo. Como carecen de ética convierten en noticias las propagandas oficiales que usted les suministra.
Cuando la propaganda
distribuida por esos medios (y pagada —sin
facturas— por usted) encuentra oposición y argumentos que
desmontan sus mentiras se pasa al plan B. Es decir, se desdicen de
los argumentos iniciales, de las fantásticas cifras que habían
publicado o se buscan a imposibles técnicos de apariencia neutral
para que los apoye. Si hay que proceder a hacer algún fotomontaje,
se procede. Si todo esto no funciona y continúa
la oposición de las
irreductibles personas que
defienden Fuerteventura, los medios títeres
pasarán al plan C.
El plan C consiste en silenciar las voces disidentes. Para llegar a esto ya hace tiempo que esos medios mandaron al infierno todo atisbo de moral. El medio, cómo no, está en las redes sociales y permite comentarios críticos a sus noticias. Pero sin pasarse. Si alguien da mucho la pejiguera se bloquearán sus comentarios. Es cierto que, de esa manera, suceden cosas extrañas. Por ejemplo, que en los comentarios de las noticias relacionadas con la inmigración se puedan leer las mayores burradas, las más horrendas apologías del racismo y de la xenofobia, pero el medio no las borra porque defiende, por encima de todas las cosas, la libertad de expresión. En cambio, como alguien critique la connivencia del medio con el pelotazo, será excluido de la libertad de expresión. Usted siga sin preocuparse, va en el contrato que no firmamos.
Sabemos que los parques eólicos que están plantando por toda la isla (donde le cuadra a usted y a su negocio); las miles de placas solares que ocuparán millones de metros cuadrados (donde le cuadre a usted y a su negocio); el camping que urbanizará la costa de El Cotillo (donde a usted le cuadró) o el centro comercial camuflado de estudio de cine (con esas dunas al lado que lo pondrán todo perdido de arena), nos dejarán una isla irreconocible, terminando la labor que comenzaron el turismo voraz y la construcción destructora.
Usted (y sus desalmados títeres) están a punto de acabar para siempre con una isla que hasta ayer estaba orgullosa de ser paisaje y silencio. Siéntase usted orgulloso. Felicítese. Tenga un último arrojo de valentía. Eleve el cinismo a su máxima expresión y tenga los santos bemoles de preguntar (sin contarse un pelo): Pero, ¿ustedes no estaban a favor de las energías renovables?, ¿ustedes no estaban a favor de diversificar la economía?