Recordemos: cualquier
lugar de Canarias y del Estado español que albergue pinturas o
grabados rupestres son, por ministerio de Ley, Bienes de Interés
Cultural (BIC). En el caso de Canarias los órganos competentes para
su declaración y delimitación son los Cabildos Insulares. Desde
1990 profesionales de la arqueología, grupos ecologistas y personas
independientes han exigido al Cabildo de Fuerteventura que declare a
la Montaña de Tindaya como BIC. Solo una sentencia ganada por la
Federación Ecologista Ben Magec ha obligado al Cabildo a proceder a
su delimitación.
La propuesta realizada
por el Cabildo es esperpéntica, reduciendo su perímetro de
protección para que la obra de Chillida pueda prosperar. Cuenta con
los informes desfavorables de las dos Universidades canarias y se
realizó vulnerando trámites administrativos obligatorios. Las más
de cien alegaciones presentadas por colectivos, profesionales y
personas anónimas han sido desestimadas. Solo tres han sido
admitidas parcialmente. Para que se entienda mejor la lamentable
labor del Departamento de Patrimonio y Consejería de Cultura del
Cabildo exponemos un cuadro comparativo entre el BIC propuesto para
Tindaya y los ya existentes en Fuerteventura: Barranco del Cavadero y
Barranco de Tinojay. En él se puede observar el diferente criterio
para su delimitación y su consecuente superficie delimitada:
BIC
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Ámbito
de acogida
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Superficie
protegida
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Barranco
del Cavadero
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Los
criterios utilizados para la delimitación del Bien de Interés
Cultural de la Zona Arqueológica del Barranco del Cavadero están
determinados por el sitio o lugar donde se inserta el conjunto de
grabados. Este sitio constituye el elemento geomorfológico
definido por el Barranco, sobre cuyos márgenes formados
por rocas basálticas se han realizado las inscripciones. Esta
unidad de acogida constituida esencialmente por el tramo del
Barranco que contiene las tres estaciones de grabados rupestres
corresponde al Bien de Interés Cultural declarado con la
categoría de Zona Arqueológica, según ministerio de la Ley.
En
ese sentido el sitio del Barranco donde se ubican los grabados es
el elemento definidor del conjunto y el que adquiere un relevante
protagonismo y entidad frente al resto del territorio.
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La
delimitación del Bien de Interés Cultural, Zona Arqueológica,
alcanza una superficie de 83.364 metros cuadrados, siendo
su perímetro de 2.060 metros.
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Barranco
de Tinojay
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Los
criterios utilizados para la delimitación del Bien de Interés
Cultural de la Zona Arqueológica Grabados Rupestres del Barranco
de Tinojay, están determinados por el sitio o lugar donde se
inserta el conjunto de grabados. Este sitio constituye el elemento
geomorfológico definido por el barranco, sobre cuyos
márgenes formados por rocas basálticas se han realizado los
grabados. Esta unidad de acogida, constituida esencialmente por el
tramo del Barranco que contiene las tres estaciones de grabados
rupestres, corresponden al Bien de Interés Cultural declarado con
la categoría de Zona Arqueológica, según ministerio de la Ley.
En este sentido, el lugar del Barranco donde se ubican los
grabados es el elemento definidor del conjunto, y el que adquiere
un relevante protagonismo y entidad frente al resto del
territorio.
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La
delimitación del Bien de Interés Cultural Zona Arqueológica
Grabados Rupestres del Barranco de Tinojay alcanza una superficie
de 227.123 m2, siendo su perímetro de 2.060 m2.
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Montaña
de Tindaya
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Los
criterios utilizados para la delimitación del Bien de Interés
Cultural de la Zona Arqueológica de los
grabados rupestres de la Montaña de Tindaya
están determinados por el sitio o lugar donde se inserta el
conjunto de grabados. Este sitio
constituye el elemento geomorfológico definido por el espacio
sobre cuyas rocas se han realizado los grabados rupestres.
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La
delimitación de la Zona Arqueológica alcanza una superficie de
1.442m2
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El caso de Tindaya es sintomático del doble lenguaje de los partidos e instituciones que gobiernan Canarias y Fuerteventura. En el siguiente cuadro se exponen algunos de los argumentos utilizados por las instituciones para oponerse a las prospecciones petrolíferas y cómo esos argumentos han sido los contrarios para la actuación de las instituciones en el caso de Tindaya. Que cada cual saque sus conclusiones.
ARGUMENTOS
CONTRA LAS PROSPECCIONES desde las INSTITUCIONES
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ACTUACIONES
SOBRE TINDAYA
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Es una
decisión antidemocrática: no se respeta la voluntad del pueblo.
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Es complejo
saber qué significa el concepto “pueblo” para las
instituciones canarias. Pero, en el caso de la Montaña de
Tindaya, una parte considerable del pueblo canario ha emprendido
una larga, compleja y abnegada defensa de ese entorno cultural y
natural. Primero denunciando su destrucción de las canteras
(denuncias desde 1984 mientras las instituciones defendían la
extracción de piedra) y luego contra su destrucción a través
del Proyecto de Chillida.
Para Mario
Cabrera, presidente del Cabildo de Fuerteventura, ese “pueblo”
que defiende la Montaña son “solo cuatro gatos”.
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Es una
decisión antidemocrática: no se respeta las denuncias e informes
de los colectivos ecologistas y de las organizaciones de defensa
medio ambiental.
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Las
principales organizaciones ecologistas del Estado y de Canarias se
han opuesto a las prospecciones y explotaciones petrolíferas en
nuestras aguas próximas. Los mismos grupos (ADENA, SEO Bird Life,
Greenpeace, Ecologistas en Acción, Ben Magec, Amigos de la
Tierra) se han manifestado y actuado en contra de la destrucción
de Tindaya. Cuando estos colectivos han exigido la paralización
del Proyecto de Chillida, desde las instituciones se han referido
a ellos peyorativamente como “los ecologistas, que si es por
ellos nunca se podría hacer nada”.
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Es una
decisión antidemocrática: no se tienen en cuenta los informes y
opiniones de la comunidad científica.
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En julio de
2011 se entregaron más de 200 firmas de personas expertas en las
distintas disciplinas que hacen de Tindaya un lugar único en
Canarias y el mundo. Varios premios de Canarias, catedráticos,
doctores y profesores universitarios solicitaban el abandono del
proyecto y la protección real de la Montaña.
Mario Cabrera
valoró de la siguiente manera a la comunidad científica: “Los
Premios Canarias también tienen derecho a equivocarse”; “200
firmas siempre serán menos que los miles de majoreros que apoyan
el Proyecto” y que “esas firmas provienen de gente de afuera”.
Para el presidente la comunidad científica canaria es “gente de
afuera”; en cambio la familia Chillida debe ser de Tiscamanita.
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Es una
decisión antidemocrática: no se respeta la opinión de las
instituciones.
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Aquí hay
plena coincidencia. Los grandes partidos políticos (CC, PSOE, PP
y NC) apoyan en las diferentes instituciones la barbaridad de
destrozar el espacio natural más protegido por leyes de Canarias.
De hecho este ha sido el argumento “democrático” para seguir
adelante con la idea de acabar con Tindaya: la democracia reside
en las instituciones y somos mayoría.
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Hay que hacer
una consulta popular para que los canarios/as decidan.
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Pero...¿no
estaba claro que la democracia residía en las instituciones?; ¿se
consultó al pueblo su opinión sobre el puerto de Granadilla?,
¿han planteado alguna vez consultarle al pueblo sobre Tindaya?
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Nuestras
aguas marinas son un santuario de biodiversidad que no se puede
poner en riesgo.
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La Montaña
de Tindaya es un santuario de diversidad. Posee valores singulares
y reconocidos por su geología, paisaje, flora, fauna, historia y
etnografía. ¿Por qué sí se pueden poner en riesgo?
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Existen
posibilidades de un derrame por accidente.
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Las
principales autoridades de geología y geografía de Canarias han
manifestado que el proyecto, tal y como lo planteó Chillida, es
absolutamente inviable dada la estructura interna de la Montaña.
El propio informe geotécnico (realizado a dedo por Estudios
Guadiana, empresa del ingeniero Fernández Ordóñez) reconoce, en
sus conclusiones, “que se despiertan innumerables incertidumbres
que no podrán ser resueltas” hasta que se empiece a taladrar la
montaña.
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Los
beneficios serán solo para la compañía.
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Pues en
Tindaya los beneficios ya han ido directamente, sin moverse una
piedra, para políticos, empresarios y las familias Chillida y
Fernández Ordóñez. Aproximadamente 40 millones de euros de
todos los canarios han sido saqueados de las arcas públicas para
un proyecto que aún no se ha iniciado.
Para realizar
el Proyecto las instituciones están negociando con empresas para
que sean ellos los que pongan el dinero a cambio de la concesión
y explotación del pretendido monumento. ¿Para quién serán
entonces los beneficios que se pudieran generar?
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El Gobierno
de España y Repsol han ocultado información y han manipulado las
leyes a su antojo.
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En 1995 el
Cabildo de Fuerteventura, ante la polémica desatada por el
proyecto, encarga un informe a cuatro doctores y catedráticos de
Derecho y Prehistoria. El informe fue contundente: la Montaña
está protegida y no se puede agujerear. Además se exponía que,
con la máxima celeridad, se declarara Bien de Interés Cultural
toda la Montaña. El informe fue ninguneado.
Desde 1990
profesionales de la arqueología han presentados reiterados
escritos para que se declarara y delimitara el BIC de Tindaya.
Solo la sentencia del TSJC ganada por Ben Magec ha logrado que se
delimite el BIC algo que se debiera haber hecho -obligatoriamente-
desde hace años por el Cabildo Insular.
La cantidad
de manipulaciones, ocultación de información, obstáculos para
impedir la participación ciudadana en el caso de Tindaya no caben
es este cuadro de resumen.
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Repsol y el
Gobierno de España minimizan las afecciones negativas que
causarán los sondeos.
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Para la
persona que aún no lo sepa, el proyecto de Chillida se concreta en
el vaciado del interior de la Montaña mediante un cubo de 50
metros de lado. Al cubo se accedería por un túnel
(aproximadamente a mitad de la Montaña) de 15 metros de lado en
su abertura. En el techo del cubo se excavarían dos grandes
orificios, a modo de chimeneas, hasta la cima.
Para Mario
Cabrera el Proyecto supondría un menor deterioro ambiental que
“poner una escalera alrededor de la montaña”.
El argumento
más utilizado últimamente para minimizar el impacto
medioambiental del proyecto es que sólo afecta al 0'3% de la
superficie de la Montaña. Si ese es el argumento ¿cómo oponerse
a unas prospecciones que afectarán a un porcentaje millones de
veces inferior del océano? ¿Es este un argumento?
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