domingo, 4 de noviembre de 2018

AZORES - CANARIAS II


Paisaje de São Miguel

Volvamos al paisaje rural de Azores, del que casi el 90% está dedicado a pastos. Las lluvias, constantes y abundantes a lo largo del año, mantienen verde la totalidad de las tierras isleñas salvo los lugares afectados por el vulcanismo reciente, ya con una incipiente colonización vegetal. Y, sin embargo, la admiración de los prados no se hace monótona. Un extraordinario rompecabezas de parcelas (el tamaño medio de la explotación ganadera es de 10 hectáreas) va escalonándose por los llanos y las suaves pendientes. Esos terrenos –en casi todas las islas- suelen estar parcelados por hortensias. El resultado es un contraste cromático espectacular que añade a las explotaciones un valor paisajístico innegable.



 Pastos en Terceira

 Camino entre pastos en São Jorge

Pastos en Faial.

El uso de esta planta introducida como setos divisorios se debe a una circunstancia práctica: todas las partes de las plantas son tóxicas para el ganado con lo cual no corren peligro de ser dañadas y traspasadas por los hervíboros. Pero en algunos lugares de las islas esta planta ha invadido espacios naturales. En cualquier caso no ha supuesto un problema irreversible como el que genera la conteira (Hedychium gardnerianum), una llamativa y olorosa planta que ha colonizado prácticamente todos los territorios boscosos de Azores. Planta nativa del Himalaya, la conteira se escapó de un jardín privado (Jardims de San't Ana, Ponta Delgada) convirtiéndose en una auténtica plaga (está considerada como una de las cien plantas más invasoras del mundo) dado su eficaz sistema reproductivo, ganándole la competencia a las plantas del sotobosque azoriano.

La conteira desplazando a la flora autóctona.

Conteira

En las parcelas pastan más de doscientas sesenta mil vacas. De ellas se obtiene carne –de primera calidad y con denominación de origen-, leche y derivados lácteos. Las cantidades obtenidas son asombrosas. En el año 2014 fueron casi sesenta millones de litros de leche UTH. El 75% se exporta al Portugal continental, el 15% se consume en el propio archipiélago y el resto se exporta a Madeira y países de la Unión europea. Los quesos, especialmente los de la isla de San Jorge, tienen reconocimiento mundial. Además se produce y exporta leche en polvo y mantequilla.

 Ganadería sostenible en Faial.

Economía y paisaje son compatibles. São Miguel.

Unas 15 mil hectáreas están destinadas a la agricultura. El cultivo más extendido es el millo, que en su mayoría es utilizado como forraje para el ganado. La papa, la remolacha, la batata y el ñame complementan los denominados cultivos arables. La vid, naranjas, piña tropical, plataneras y algunos cultivos exóticos (café y té) son, principalmente, los cultivos permanentes. Cada uno de esos cultivos encierra una historia particular, llena de sufrimientos, perseverancia y alegrías.

Millo forrajero. Isla de Pico.

Millo en bancales en la isla de São Jorge. Al fondo Pico.

Cementerio de Sete Cidades. São Miguel.

Invernadero (estufa en portugués), de Piña tropical en Ponta Delgada. 
Cultivo ecológico con denominación de origen.

Ñameras en Terceira.

Plantación de Té en São Miguel

Uno de los escasos lugares de Europa donde se cultiva el Té.

Fábrica de Té que conserva la maquinaria y procesos tradicionales.
Fábrica de Chã Gorreana que inició su producción en 1883


El sector primario azoriano se complementa con la producción forestal que produce la nada desdeñable cantidad de más de 10 millones de metros cúbicos anuales de madera con fines comerciales. La principal especie para la obtención de madera es la Criptomeria japonica, una conífera conocida comúnmente como cedro (no confundir con la especie endémica Cedro do mato). Fue introducido hace mucho tiempo como especie ornamental aunque pronto se observaron sus virtudes para el uso comercial dado su rápido crecimiento y la rectitud de sus troncos. Su aclimatación en Azores ha sido fácil gracias a su régimen pluviométrico y a su gran humedad ambiental, similar a la de su zona natural de procedencia, Japón. Aunque ha logrado formar pequeños bosques naturalizados no parece una amenaza a los espacios naturales dado su escaso éxito reproductivo. De hecho, para obtener buenos rendimientos son plantados en viveros.

 Bosque naturalizado de cedro (Criptomeria japonica)

Majestuosos ejemplares de cedro en Terceira.

Todo esto significa que una décima parte de los valores económicos del archipiélago lo aporta el sector primario que, como resultado, supone el 12% del total de empleo generado. Comparar estos datos con los de Canarias puede producirnos vergüenza pero también nos puede ayudar a reflexionar. En nuestro archipiélago el sector primario solo tiene un peso del 1'2% del Producto Interior Bruto y solo el 2'5% del empleo. La cuestión puede ser más dolorosa cuando añadimos algunas circunstancias relevantes.

Hemos visto que la mayoría de las explotaciones ganaderas azorianas –pero también las agrícolas- son pequeñas, generalmente de carácter familiar. Los resultados económicos no son excesivos. Las ganancias medias de las personas dedicadas a este sector son de unos quince mil euros anuales. Pero el grado de tecnificación en el campo hace que las tareas rurales no sean excesivamente duras aunque sí precisan de una atención diaria. Cada familia ganadera, por ejemplo, cuenta con una máquina ordeñadora múltiple. En las horas previas a la caída del sol las vacas se acercan a los puntos de ordeño mecanizados donde una o dos personas pueden fácilmente extraer y transportar la leche de veinte o treinta reses. Al ser una actividad rentable (al menos como complemento económico) y liberada de las tradicionales y duras faenas no es anecdótico comprobar cómo muchos jóvenes se dedican profesionalmente a esta labor.

La cuestión agrícola y ganadera pasa a ser un verdadero agravio comparativo para Canarias si añadimos su industrialización y su comercialización. El sector industrial azoriano significa, aproximadamente, el 15% tanto de sus valores económicos absolutos como de su tasa de empleo. En Canarias el sector secundario supone solo el 7% (dato de 2017) de la economía insular. Pero más que la cantidad lo que nos interesa es resaltar la cualidad. La mayoría del sector industrial azoriano está dedicado, precisamente, a las actividades agroalimentarias y de transformación forestal. Es decir, ambos sectores se complementan, evitando la dependencia exterior y diversificando la economía.

Pero hay más. La mayoría de las empresas industriales dedicadas a la comercialización de productos lácteos, cárnicos y agrícolas son cooperativas (o centrales con régimen similar al cooperativo) que aglutinan a las pequeñas empresas familiares o unipersonales. Por ejemplo, la isla de San Jorge cuenta con una central para el tratamiento, venta y exportación de la carne y otra central para los productos lácteos. Ambas se encuentran -y esta es otra característica de Azores- donde tienen que estar, es decir, en la zona agraria y ganadera más importante aunque sea una zona constituida por pequeñas poblaciones rurales. De esta manera se facilita y simplifica todo el proceso productivo y se garantiza el reparto equitativo de la economía en el territorio.

Pequeña localidad de Santo Antão (São Jorge). Sede de una de las principales 
cooperativas de la isla.

A todo esto podríamos añadir otros valores imposibles de ponderar en cifras pero que constituyen una máxima, nos atreveríamos a decir que vital, de la vida cotidiana y de la forma de ser de los habitantes de ese archipiélago: el respeto escrupuloso por sus islas, el mimo hacia su paisaje, el respeto casi reverencial hacia lo colectivo. Esta virtud social se extiende a todas las islas, a todos los territorios, sean agrarios, naturales o urbanos. Es casi imposible ver una casa que distorsione la unidad tipológica de un pueblo y es normal que, durante cualquier paseo, veamos a mujeres y hombres arreglando y pintando sus casas, a menudo con colores llamativos que, sin embargo, producen un efecto relajante para la vista. De igual manera podemos estar caminando durante horas entre prados y explotaciones ganaderas y no veremos un palé viejo, ni vallas rumbrientas, ni un papel, ni un cuarto de aperos sin encalar.

 Adaptación al medio. Fajã dos Vimes. São Jorge.

 Entorno urbano de Caletha. São Jorge.

Paisaje rural integrado. Fajã da Fragueira. São Jorge 

 Caletha. São Jorge.

Santa Cruz de Graciosa. Capital de la isla.

Angra do Heroismo. Patrimonio de la Humanidad. Capital de Terceira.

Angra do Heroismo.

Pequeña aldea rehabilitada de Sanguinho. São Miguel.

Horta. Capital de Faial.

Puede parecer banal pero uno de los ejemplos más ilustrativos de la conciencia social y de la educación colectiva en Azores son los baños públicos. Es para hacer un estudio sociológico. En cualquier isla, en cualquier carretera, encontraremos decenas de miradores. Multitud de ellos, al igual que las zonas acondicionadas para el baño en la costa o los parques recreativos están totalmente adaptados al lugar. Ninguno de ellos es ostentoso, ni lleva la firma de un artista ni de un arquitecto, ni pretende ser una atracción turística. Son lo que son y se usan para lo que son. La gran mayoría de estas zonas (y muchos parques en los pueblos y en las ciudades) tienen baños públicos. Por supuesto, casi todos (algunos localizados en zonas recónditas) tienen baños adaptados para personas con dificultades motrices. Todos son gratis, todos están impolutos, todos tienen papel higiénico, lavabos que funcionan y un mobiliario sencillo sin deterioros, sin pintadas. Y, sin embargo, es muy raro ver a alguien haciendo las funciones de vigilante.

Para que esto ocurra es necesario tres cosas: unas instituciones que han hecho unos baños, una administración que contrata a personal para mantenerlos en perfecto estado y una población (y unos visitantes) que los cuida como si fueran los de su casa. Algo tan sencillo y cívico es inviable en las Canarias actuales. Ni hay instituciones que consideren (aun en el marco del sistema capitalista) que lo público es necesario, ni un turismo que respete el lugar, ni, lo que es más grave, una población (salvo excepciones) que tenga consciencia de que las infraestructuras públicas deben ser respetadas como si fuesen (como en realidad lo son) suyas. ¿En qué momento perdimos en Canarias nuestro sentido de que lo común nos cohesiona, nos fortalece, nos vincula?

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