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miércoles, 30 de enero de 2013

La letra pequeña de un viaje a Luxemburgo

La agencia EFE distribuyó una noticia entre los medios de persuasión canarios y estos reprodujeron  al pie de la letra, sin plantearse el menor cuestionamiento, la información suministrada. Nada nuevo en un Estado donde una periodista inexistente -Amy Martín- lleva años viviendo del dinero público a través de la fundación política del PSOE o en donde el diario más vendido publica en portada la foto de un pobre y desconocido moribundo en su afán de desprestigiar por todos los medios al presidente de Venezuela. Fieles a sus amos, los diarios rellenan de palabras suministradas por agencias y por gabinetes de prensa sus páginas y al resultado lo llaman periodismo.

La noticia de la agencia EFE explicaba el viaje a Luxemburgo del consejero de Educación del Gobierno de Canarias, del que también es su vicepresidente, el socialista (con perdón del socialismo) José Miguel Pérez. Cuenta la noticia que José Miguel viajó a Luxemburgo para mantener una reunión con representantes del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Ufano, José Miguel Pérez informó que, fruto del encuentro, se abre la posibilidad de financiación de nuevas infraestructuras educativas en Canarias, un total de quince centros. Con la demagogia acostumbrada, el Consejero manifestó que, además, se crearán 2000 puestos de trabajo, en un ejercicio de cálculo también repetido -el de la generación de puestos de trabajo en tiempo de crisis- que debería ser categorizado como una nueva especialidad matemática con un margen de error del 100%.

La inversión necesaria la estima el Consejero en torno a los 90 millones de euros. También  manifestó que se "está ultimando una fórmula de colaboración público-privada para evitar incurrir en déficit al acometer dichos proyectos". Lo del déficit tiene gracia: el PSOE votó a favor de la modificación de la Inmaculada Constitución para incluir el equilibrio presupuestario como nuevo paradigma democrático cuando bien podría haber propuesto, por ejemplo, que el Estado no debería asumir -constitucionalmente- una tasa de desempleo superior al 10%. Aferrados al nuevo paradigma, la clase política está desmantelando los servicios públicos, no tanto porque le molesten (durante décadas mantuvieron esa ilusión del "Estado del Bienestar") sino porque el capital privado en estos momentos no encuentra nichos productivos donde hacer sus negocios y hay que ofrecerle los servicios esenciales para que su tasa de beneficio no mengue.

Pero el quid del asunto está en eso que el consejero denomina "fórmula de colaboración público-privada". Ahí se esconde la letra pequeña de la que -nos lo contó Amy Martin- sabemos algunos detalles. La fórmula es la siguiente: el capital público (por muy europeo que sean, los fondos del BIE son públicos) aportará el 50% a esa hermandad y el capital privado el otro 50%. Pero ¿dónde está entonces el negocio para las empresas privadas que deben aportar 45 millones de euros para la construcción de 15 nuevos centros educativos? Pues ni más ni menos en que las empresas que participen en el negocio se beneficiarán de una concesión administrativa por la que gestionarán esos centros durante, al menos, dos décadas. Tendrán la potestad de contratar al profesorado y al personal administrativo y obtendrán su tasa de beneficio del dinero público que se les ingresará en sus arcas privadas. Posiblemente, si no inventan antes otra palabra, a esa fórmula la llamarán externalización pensando, los muy estúpidos, que cambiando el nombre a la privatización del sistema público educativo de Canarias, pueden dormir tranquilos en su socialismo de salón y consejos de administración.

Como la fórmula secreta todavía no está ultimada es posible que los datos que aquí exponemos cambien en su contenido pero no en su forma. Es probable que en el resultado final el capital público aportado sea mayor y que la concesión administrativa no sea por dos décadas sino por cuatro. El caso es que el Gobierno de Canarias tiene más que avanzados sus planes para que la escuela pública, con todos sus defectos, sea un recuerdo de cuando pensábamos que la educación nos igualaba, que era un pilar básico de una sociedad democrática y no sé cuántas vainas más. Y hasta es probable que algún intrépido periodista le pregunte al consejero en su próxima comparecencia pública si la información que aquí se suministra tiene visos de realidad. Y, ya puestos a engancharnos a las quimeras, lo mismo a algún sindicato le da por preguntar al consejero por estos planes privatizadores. Pero con buenas palabras, no vayan a molestar.

domingo, 24 de abril de 2011

Milagros y mentiras



A la persona que ocupa un puesto de relevancia política y de gestión de los asuntos públicos difícilmente le podemos pedir explicaciones; suele estar encapsulada, pendiente de su nivel de popularidad, de aumentar su esperanza de vida ociosa a nuestra costa, de echarle engodo a su ego. Pero estamos en la obligación de impedir que nos mienta o, por lo menos, de denunciar la falacia permanente en que ha convertido su actividad pública. ¿Ingenuidad? ...es posible, pero consentirlo sería asumir la humillación. Mi jefa miente como una bellaca. Aun peor, miente como una política profesional. Se llama Milagros y hace honor a su nombre apareciéndosenos todos los santos días. En una de sus últimas apariciones se desparramó, la criatura. Como de sus mentiras no tienen culpa los lectores les evitaremos el trance de su transcripción completa. Nos quedaremos con dos.

Todas las bajas están siendo sustituidas. Es falso que no se esté sustituyendo al profesorado. Se nombra a sustitutos pasados 15 días”. Mientras la voz chirriante de Milagros Luis Brito lanzaba esta mentira de Gobierno, mi compañero Paco, aquejado de una grave enfermedad, llevaba un mes, tres semanas y un día de baja. En el ínterin su alumnado vagaba por los pasillos buscando quién le hablara de Aristóteles, versión reducida, para no dejar en blanco el examen de filosofía de la PAU. Lo sorprendente, no obstante, no es la mentira sino la estrategia. En Canarias hay más de mil centros educativos, más de veinte mil docentes, alrededor de un millón de escolares...¿cómo mentir sobre un hecho del que la sociedad canaria conoce (y sufre) la verdad? Parece normal que nos engañen con Fukushima, lejana física y mediáticamente, pero atreverse con nuestra educación solo es posible cuando se ha perdido el equilibrio, el sentido de la medida, cuando se violenta la función social de la moralidad.

"Estamos buscando respuestas diversas para racionalizar los recursos públicos y humanos en el ámbito docente. No se trata de ahorrar sino de contener el gasto." Meses antes de que la prepotencia hecha rizos expeliera semejante e incongruente mentira (el ahorro es precisamente no gastar) su Consejería pagó durante tres años el alquiler de un local vacío que debía convertirse en la nueva Oficina Insular de Educación en Fuerteventura. El dueño del local, cómo no, es un incondicional del partido (miembro del Consejo Político) y ganó un concurso público en el que constaba que "que el local ofertado tenía que estar en disposición de ser ocupado en el plazo de un mes desde la formalización del contrato." Cuando ganó el concurso (cuyas bases disponían que la nueva sede tenía que estar en el barrio donde el inmobiliario político lo había construido) el local estaba en bloque pelado por lo que la Consejería de la Mentira invirtió 200.000 euros en arreglarlo y pagó,durante casi tres años, la insignificante cantidad de 3733 euros mensuales. ¡Un total de 323 mil euros por un local vacío propiedad de un miembro de su partido!. Una, desde luego, milagrosa forma de contener el gasto, de racionalizar los recursos públicos.

Aunque la historiografía haya centrado toda su atención en Miguel de Unamuno como deportado a Fuerteventura en 1924, hay que recordar que junto a él fue extrañado Rodrigo Soriano, un diputado republicano que, dicho sea de paso, no soportaba el egocentrismo del que hacía gala el idolatrado filósofo vasco. Durante su destierro, Rodrigo Soriano se entretenía enviándole cartas a su carcelero, el dictador Miguel Primo de Rivera. En ellas le advertía de que estaba buscando el lugar más inhóspito de la isla para que le sirviera de lugar de confinamiento cuando, por fin, la república acabase con su régimen. Desconocemos los lugares majoreros que barajó Rodrigo Soriano para desterrar a Primo de Rivera porque el abogado republicano llegó a la conclusión de que el mayor castigo sería el de confinarlo ¡en una biblioteca!

Los castigos, sostiene un axioma pedagógico- deben ser proporcionales a la falta cometida. Cuando alguien, en calidad de gestor, miente y además es multi - reincidente, toda nuestra energía punitiva debe centrarse en la reeducación: hay que deconstruir al monstruo. Confinar a la Consejera durante algún tiempo en una biblioteca no parece ser la solución. En primer lugar porque una parte de las bibliotecas escolares -gracias a a la racionalización de recursos al estilo Luis Brito- han dejado de serlo para convertirse en aulas (¡la de mi centro ha resistido ahora y siempre a la invasora!); pero, sobre todo, porque las bibliotecas se han llenado, de un tiempo a esta parte, de libros de autoayuda y, como caigan en sus manos, esta mujer se nos puede morir de una sobredosis de estima y tampoco es cuestión.

Pero algo habrá que hacer porque si no, la Consejera, seguirá imbuida en su universo de mentira. Se admiten propuestas. Yo, de momento, le ofrezco un primero de la ESO de ratio escrupulosamente legal, hablado en varios idiomas, repleto de chiquillos desinquietos, con algunos padres y madres que en caso de conflicto los creerán a ellos, con otros padres que a estas alturas no saben dónde queda el instituto, con un nivel de decibelios en el aula que supera los límites del oído humano; en fin, seres pletóricos de vida, actividad y dispuestos a cuestionar -qué pena que esa etapa termine- la autoridad. A las dos semanas hablamos, Milagros, y no te preocupes que si coges una baja (por la falta de costumbre al trabajo) al día siguiente tendrás una sustituta. Palabra de consejera.

viernes, 14 de enero de 2011

¡No hay comparancia!

Estos hombres dan pena. Sus poses denotan rigidez y una evidente inquietud tensiona sus rostros. No es para menos. Se encuentran en una rueda de prensa bastante concurrida. Lo atestiguan esos micrófonos que apuntan como un pelotón al hombre del traje gris. De ahí la postura del hombre del traje oscuro que se inclina levemente fuera del alcance de los micros, no vaya a ser. Pero una rueda de prensa no justifica esa tensión, máxime cuando el hombre apuntado es un político, miembro de una casta adicta a la trascendencia mediática. A cualquiera de nosotros nos apuntan con nueve micrófonos y nos puede dar un síncope pero a ellos se les estimulan las endorfinas. Tampoco el escenario parece ser especialmente pavoroso. Un cartel gubernamental autóctono y una bandera española, toda una composición iconográfica del nacionalismo institucional de aquí. Si queda descartado el miedo escénico, ¿a qué vienen entonces esas caras yertas bordeando la agonía?


Esta rueda de prensa tiene lugar un día después de que se hiciesen públicos los resultados del informe PISA, ese donde unos tecnócratas europeos ponen a parir, con datos, nuestra ultraperificidad educativa. El hombre del traje gris es el viceconsejero del ramo; el otro es, con perdón del oxímoron, el jefe de la policía educativa porque, según reza en su cargo de libre designación, es el inspector general de la educación canaria. Y, claro, un sector en estado de alarma requiere de su jerarquía. Lo que se disponen a hacer es una operación extremadamente arriesgada y compleja. Los periodistas, el público y hasta los micros saben la verdad y ellos deben decir lo contrario pero sin que se note demasiado. La verdad es que los europeos han concluido que, por mucho que el general de los inspectores se arrime a la bandera, nuestra escuela no aprueba ni los recreos. Y miren que llevamos años diciéndoselos, pero hasta que no han sido ellos, los que les mandan las perras para puertos y autopistas, los que los suspenden, no se han apurado ni han puesto esas caritas.

Hay que reconocer que juega en contra de sus ojeras una noche en vela preparando la rueda de prensa para desmentir los resultados del informe. Por eso el viceconsejero envió durante la comparecencia mensajes encriptados. El hombre explicó, ante los atónitos micros, que "desde el punto de vista técnico se distingue una lectura ordinal del informe, cuyo resultado en puntuaciones es poco significativo y otra lectura cardinal del informe sobre qué países se sitúan arriba". Aquí nos desarmó. Según el informe nuestra juventud tiene serias dificultades para leer y este hombre lee ordinal y cardinalmente y, si nos descuidamos, lee haciendo el pino. En otro pasaje de su intervención el subconsciente le traicionó y en una enrevesada asociación de ideas, viendo aquellos micros erguidos que lo apuntaban, dijo que Canarias estaba, educativamente hablando, en el  pelotón. De eso no hay duda, a un suspiro del tiro de gracia.

Pero el momento sublime del hombre que lee ordinal y cardinalmente tuvo lugar cuando se le cuestionó por la diferencia entre Canarias y otras comunidades del estado español. Ahí el viceconsejero se plantó y, flanqueado por el general y su bandera, sentenció que no hay nada que comparar, que no se puede comparar, que de nada sirve comparar. Qué raro. Usted coge el susodicho informe y todo son comparaciones; la versión española contiene más de 80 gráficas comparativas y en todas, sin remedio, Canarias está en la cola y no ve, ni de lejos, el pelotón. Es para cabrearse pero no digan que estos hombres no dan pena.