Grabado de cabra. Símbolo del Parque Arqueológico del Valle del Coa.
Hace
casi veinte mil años hacía mucho frío (la última glaciación
finalizó hace aproximadamente once mil años) y esta circunstancia
determinaba la vida. Los grupos humanos recorrían los territorios
buscando las zonas más idóneas para establecerse, lugares donde las
condiciones ecológicas les suministraran abrigos temporales,
animales y agua permanente.
El
Coa es un pequeño río que, tras recorrer ciento treinta
kilómetros, desemboca en el Duero, en el noreste de Portugal (foto
1).
1. Río Coa.
Cerca de su unión con el Duero se encuentra la pequeña ciudad
de Vilanova de Foz- Coa rodeada de un paisaje
agrícola de viñas, olivos y almendros, su principal motor
económico. A pesar de su latitud septentrional esos cultivos son
posibles gracias a un sorprendente microclima mediterráneo (foto 2).
2.- Entorno del Valle del Coa.
Ese singular clima fue una de las razones que permitió el
asentamiento continuado de varias comunidades humanas durante el
paleolítico superior. Y esas comunidades dejaron en las orillas del
Coa toda una impresionante muestra de eso que se ha dado en
llamar arte rupestre y que, en la actualidad, está considerada como
la más numerosa muestra del arte paleolítico de Europa.
La
lucha (ganada) contra el monstruo
Los
grabados rupestres del Valle del Coa son
conocidos, al menos, desde 1991. En 1994 un joven arqueólogo
constata la presencia de motivos zoomórficos en algunas rocas de la
conocida como la Cañada del Infierno de clara adscripción
paleolítica. El “descubrimiento” fue fruto del estudio encargado
por el Instituto de Patrimonio Arquitectónico y Arqueológico
portugués con el objeto de conocer los valores arqueológicos de la
zona y buscar soluciones para su salvaguarda, amenazada por un viejo
proyecto que, por fin, estaba comenzando su andadura.
El
proyecto databa de 1949. Se trataba de construir un gran embalse en
el río Coa para poder generar energía a través de una
instalación hidroeléctrica. Después de varios intentos
infructuosos la empresa EDP (Energías De Portugal) se hace
con el proyecto e inicia las obras en octubre de 1994.
La
EDP es una de las mayores empresas eléctricas de Europa y
monopoliza el suministro eléctrico de Portugal. También está
implantada en Brasil, se ha diversificado hacia uno de los sectores
más productivos en las últimas décadas, las telecomunicaciones, y
cuenta con una plantilla de aproximadamente doce mil personas. Surgió
en 1975 fruto de la nacionalización de trece empresas del sector en
Portugal. En 1991 cambió de empresa pública a sociedad anónima,
comenzando un inevitable proceso de privatización dictado en
Portugal y en el resto de Europa por los defensores del
neoliberalismo. No se trata pues de una pequeña empresa local sino
de un enorme monstruo generado por el poder que trasciende fronteras
y traspasa cualquier límite ético en la búsqueda de beneficios.
La
empresa tiene prisa en construir el embalse y no espera a que el
estudio arqueológico emprendido finalice para comenzar las obras. Un
mes después, el descubrimiento de nuevas rocas con enormes grabados
rupestres da testimonio de que el enclave que iba a ser inundado por
el embalse revestía un valor hasta entonces desconocido. El
arqueólogo Nélson Rebanda, que realizaba el estudio y que había
encontrado los nuevos grabados, tiene la habilidad de invitar a que
visitara el lugar a un representante de la Federación
Internacional de Organizaciones de Arte Rupestre. Éste realiza
una denuncia que trasciende a la prensa internacional. La UNESCO
reconoce la enorme importancia del enclave al que se considera como
“la mayor estación paleolítica al aire libre de Europa y
probablemente del mundo”.
Pero
la solución aportada por la UNESCO era coincidente con los
criterios empresariales aunque camuflada de protección patrimonial:
aseguraban que sumergir las rocas grabadas -gracias a la construcción
de la presa- significaba ponerlas a salvo de los actos de vandalismo.
A cualquier persona con dos dedos de frente y un poquito de vergüenza
este criterio le envenenará la sangre. Pero no hay que irse hasta
Portugal para escuchar y leer semejantes sandeces. Desde el Gobierno
de Canarias o desde el Cabildo de Fuerteventura se sigue
defendiendo que la mejor manera de preservar la estación de grabados
rupestres de Tindaya es llevar a cabo la idea de Chillida de
agujerar la Montaña con un cubo de cincuenta metros de lado.
Ante
las críticas de los colectivos de arqueología de Portugal que
defendían la paralización de las obras del embalse, se improvisaron
las más disparatadas propuestas: trasladar los grabados a un museo;
realizar réplicas de todos los grabados o (no es ninguna broma)
construir pequeños submarinos que permitieran la contemplación de
los grabados sumergidos.
La
polémica llegó al Parlamento portugués gracias a la enorme campaña
popular en la que participaron grupos de estudiantes que acuñaron el
lema “Los grabados no saben nadar” y llevaron a cabo una
multitud de acciones que permitieron la divulgación y denuncia
pública de lo que estaba pasando (foto 3).
3. Uros y otros animalitos salvados de la muerte por ahogamiento institucional.
Como
comprenderemos esta defensa patrimonial contó con el rechazo de gran
parte de la población de Vilanova de Foz Coa y de toda su
comarca que veía en las obras del embalse y en la construcción de
la hidroeléctrica una salida al desempleo y que auguraban una
perspectiva de negocios futuros muy productivos. De esta forma los
grupos ecologistas, profesionales de la arqueología y estudiantes se
convertían, gracias a las campañas mediáticas impulsadas por la
EDP, en los enemigos del pueblo.
La
lucha en defensa del Valle del Coa era una carrera a
contrarreloj. Las obras continuaban cuando en abril de 1995 se
organizó un mega campamento en Vilanova donde participaron
jóvenes de todo el país. Se celebraron numerosos debates públicos
en Lisboa, Oporto o Braga y cientos de artículos
fueron publicados. Poco a poco la enorme campaña popular hizo que la
opinión pública se decantara mayoritariamente a favor de paralizar
las obras del embalse.
En
Octubre de ese año hubo elecciones en Portugal. Ganó el Partido
Socialista y su primer ministro, el actual secretario de la ONU,
Antonio de Oliveira Guterres, confirmó en su discurso de
investidura el cese de las obras y el abandono definitivo del
proyecto hidroeléctrico. Una de las estaciones de grabados más
importantes del planeta se había salvado (foto 4).
4. Un río que explica los grabados. Unos grabados que explican la vida del río hace miles de años.
La
vida contada en las rocas
Así
pues a finales de 1995 se paralizan las obras. En 1996 se constituye
el Parque Arqueológico del Valle de Foz-Coa; en 1998 se
declara Patrimonio de la Humanidad. Lo mismito que aquí. Un
pequeño recordatorio: el Cabildo tiene prohibidas las visitas
a la Montaña desde hace siete años a través de una medida cautelar
ya sobrepasada y por lo tanto ilegal; mientras tanto la falta de
vigilancia hace que el deterioro de la estación de grabados
rupestres sea lamentablemente constatable. Por otro lado ese mismo
Cabildo y el Parlamento de Canarias (CC, PSOE y PP)
rechazaron iniciar los trámites para declarar la Montaña de Tindaya
como Patrimonio de la Humanidad en un gesto con escasos
precedentes mundiales.
Poco
a poco se han ido sucediendo los estudios y acciones tendentes a
conocer, divulgar y gestionar el enorme espacio arqueológico del
Valle del Coa. Centenares de rocas con miles de grabados han
sido descubiertos en los márgenes del río y en cañadas y lomas
adyacentes. Gracias a una reciente datación se ha podido confirmar
lo que ya se presumía por los motivos y técnicas empleadas para la
realización de los grabados. Como mínimo se constata la presencia
de grupos humanos hace 18.000 años.
Los
motivos grabados representan, casi exclusivamente, grandes animales:
uros, caballos, ciervos, cabras y en menor medida peces (fotos 5, 6,
7, 8 y 9 ).
5. Panel con équido y càprido.
6. Diferentes especies compartiendo panel.
7. Cérvido macho enorme. Tamaño casi natural.
8. Uro, grabado con técnica incisa.
9. Extraordinario grabado de dos équidos que entrelazan sus cabezas. Realizado por la misma persona refleja posiblemente un cortejo.
Existe alguna excepción como la figura de un hombre
realizada con gran realismo en el momento de una eyaculación (foto
10).
10. Extraordinario grabado de un hombre en pleno orgasmo. Difícilmente fotografiable dada la debilidad de sus trazos y por hallarse superpuesto a la figura de un uro.
Las figuras de animales también tienen algunas particularidades
difícilmente apreciables en otros lugares. Algunas de ellas son
enormes, casi de tamaño natural, por lo que en los momentos
inmediatos a su ejecución su contraste cromático permitiría su
visualización desde la otra orilla del río (foto 11);
11. Enorme y majestuoso cáprido.
otras
figuras, especialmente algunos caballos, parecen tener varias cabezas
para un solo ejemplar, lo que ha sido considerado como un intento de
dotar de movimiento a las figuras representadas (foto 12). Las
técnicas utilizadas fueron diversas utilizándose a veces varias en
un solo grabado. En general se incide sobre la silueta previamente
piqueteada.
12. Équido con tres cabezas. Posiblemente en un intento de dotar de movimiento a las figuras. Más abajo se percibe la silueta de otro équido.
Otro
aspecto interesante de estos fabulosos paneles es que fueron
realizados con utensilios de sílex que han sido hallados en el
entorno. Este hecho implica el contacto y relaciones de diversos
grupos humanos a lo largo de la ocupación del Valle puesto
que el lugar de extracción de sílex más próximo se encuentra a
más de doscientos kilómetros de distancia.
Para
poder ver los grabados hay que concertar una visita guiada en el
Museo de Coa, inaugurado en 2010 y merecedor de varios premios
de arquitectura (foto 13).
13. Museo del Parque Arqueológico del Valle del Coa.
Solo se pueden visitar tres de los lugares
del Parque Arqueológico: la Ribeira de Piscos, Penascosa y Canada
do Inferno. Cada una de las visitas dura aproximadamente algo más
de dos horas de las que 45 minutos son empleados para los traslados
en todo terreno hasta llegar a las zonas establecidas. Los trayectos
no se hacen monótonos gracias a los magníficos paisajes y, sobre
todo, a las buenas explicaciones de la persona que hace de guía que
te introduce en las consideraciones generales del entorno en el
paleolítico superior o sobre aspectos etnográficos, culturales y
económicos de la comarca. Cada vehículo tiene siete plazas por lo
que la visita a los paneles con grabados es casi personal. Son guías
cualificados, dominan varios idiomas y no le sueltan a los visitantes
una lección aprendida; interactúan con ellos y se adaptan a sus
edades e intereses (foto 14).
14. Un (magnífico) guía, explicando con cariño nuestro origen como especie.
Un
apunte más. A esos yacimientos no se puede acceder libremente. Al
llegar a sus proximidades existe un vigilante que acompaña -física
o visualmente- a los diferentes grupos y que solo permite el paso a
los vehículos y guías del Parque Arqueológico. Igualito a lo que
pasa en la mayoría de yacimientos canarios, como en la Montaña de
Tindaya.
La
gestión que no se hace en Tindaya
Hemos
visto algunas concomitancias entre la batalla del Coa y la
lucha por la defensa de Tindaya. Ambos son lugares
emblemáticos con numerosos yacimientos arqueológicos al aire libre
donde sobresalen las magníficas estaciones de grabados. Ambos fueron
amenazados por dos grandes proyectos que cuestionaban su pervivencia.
Ambos fueron impulsados por los poderes políticos y empresariales.
Ambos fueron relanzados con poderosas campañas mediáticas que
pretendían contaminar, desinformando, a la opinión pública. Ambos
encontraron la resistencia, desde sus inicios, de profesionales de la
arqueología y de sectores conscientes de la ciudadanía que contaba
con argumentos y razones más que convincentes para exigir su
abandono.
Pero
también cuenta con importantes diferencias. La batalla en defensa
del Coa se ganó y se actuó con celeridad. Ya lo hemos visto:
paralización de las obras, declaración del Parque Arqueológico,
declaración de Patrimonio de la Humanidad, estudios y congresos
sobre sus valores, creación del Museo, vigilancia y divulgación.
La
lucha por Tindaya no ha concluido. No ha existido una retirada
oficial del proyecto que amenaza a la Montaña. Pero, sobre todo, no
se ha hecho absolutamente nada por parte de las administraciones para
su estudio, custodia y divulgación.
La
gestión antes resumida del Parque Arqueológico del Valle del Coa
se puede traducir en algunos datos. El Museo recibe unas
45.000 visitas anuales; cada entrada vale 6 euros. Se realizan unas
15.000 visitas guiadas; cada persona paga 15 euros por ruta visitada.
Esos ingresos (medio millón de euros al año, más los aportados por
la tienda del museo y por su restaurante y cafetería) permiten el
mantenimiento adecuado de los grabados y ha supuesto la creación de
medio centenar de puestos de trabajo directos.
Los
puestos de trabajos indirectos y el volumen total de economía que
genera en la comarca no están cuantificados pero son fácilmente
perceptibles. Se han creado numerosos alojamientos locales y la casi
mayoría de visitantes de la ciudad de Vilanova de Foz-Coa lo
hacen por ser la localidad más cercana para las visitas. Los
grabados rupestres han sido integrados en el mobiliario urbano (fotos
15, 16 y 17)
15. Calle peatonal central de Vilanova de Foz - Coa
16. Detalle de una acera de la ciudad.
17. Farolas en el centro de Vilanova de Foz - Coa
o en los negocios privados (foto 18). Pero quizás el
valor (incalculable) más importante haya sido verificar el cambio de
percepción que la sociedad del lugar ha tenido con respecto al
patrimonio arqueológico. Posiblemente queden reticencias y
nostálgicos del embalse que nunca fue, pero la ciudad y la comarca
han hecho suya, con orgullo, la certeza de contar con un espacio
único.
18. Interior de un restaurante de la ciudad, decorado con motivos paleolíticos.
Es
obviamente una visita altamente recomendable. Pero advertimos que
puede ser contraproducente porque luego vuelves a
Canarias y
a
Fuerteventura y te das con la realidad, con la inoperancia y
la ignorancia institucional, en toda la frente.
Équido, posible burro, preguntándose angustiado
cómo es posible que veinte mil años después algunos
congéneres suyos estén gobernando en las instituciones canarias.