Una lista
Cada semana un
premio Nobel de la Paz revisa una lista que le entregan sus asesores militares
y de la CIA. En ella están apuntados los nombres de los presuntos terroristas
que deben ser eliminados, ejecutados sin proceso jurídico, en algunos países:
en Yemen, en Pakistán, en Somalia, en Filipinas. La lista se conoce como la
Lista de Asesinatos (Kill List). Obama la repasa, consulta algunas cuestiones,
pregunta algunos detalles y le da el visto bueno como si supervisara la lista
de la compra. De los asesinatos se ocupan los aviones no tripulados (Drones)
que suelen tener buena puntería; a veces. Otras veces sus ataques matan
accidentalmente a gente que pasaba por allí y que no estaban en la lista.
La selección de los
nombres que se incluyen en la Lista de Asesinatos es fruto de un Gran Hermano.
Todos los martes cien asesores se conectan mediante videoconferencia y pasan un
power point con las fotografías y biografías de los futuros asesinados. Se
nominan y se votan a los merecedores de estar en la lista definitiva, la que
aprobará el presidente. Se trata de una labor complicada y puede que en las
nominaciones influya el corte de pelo o la mirada desafiante del fotografiado;
o el mal humor que le haya producido al asesor estar cumpliendo con la dieta
antiobesidad que está impulsando Michelle Obama. Para evitar implicaciones
emocionales, cuando la lista de nominados le llega al premio Nobel de la Paz,
las fotografías pasan a denominarse "tarjetas de béisbol". Y el entrenador
decide a qué jugador hay que neutralizar para que la partida la siga ganando el
Imperio.
Un país
Durante marzo y
abril de 2010 todas las miradas
informativas se dirigieron a Islandia. Un volcán -solo pronunciable en
islandés- reventó, emitiendo una enorme nube de ceniza que hizo que se cerrara
el espacio aéreo de gran parte de Europa. Fue, nos contaron los medios, todo un
ejemplo de que la naturaleza es imprevisible pero que la tecnología y el ser
humano -en sus variantes occidentales- tienen capacidad para paliar sus
consecuencias.
Un año antes, en
medio de una espectacular crisis financiera, la ciudadanía islandesa había
subvertido el orden. En vez de actuar contra los manifestantes, el Estado
islandés fue a por los banqueros, los detuvo y los está procesando; en vez de
rescatar a los bancos, dejaron que quebraran y los pusieron bajo control
público; en vez de pagar las deudas a los bancos extranjeros se negaron a
hacerlo; en vez de votar por los mismos que habían generado la crisis, el
pueblo islandés obligó a dimitir a su Gobierno, realizó un proceso
constituyente, elaboró una nueva constitución (con las aportaciones realizadas
a través de las redes sociales) y eligió un nuevo Parlamento. En el año 2011,
después de tomar estas medidas, la economía islandesa creció el doble que la
media europea. Su última medida social ha sido la de perdonar las deudas
hipotecarias contraídas por una parte importante de su población, evitando el
robo financiero y los desahucios. A pesar de todas estas medidas Islandia ha
sido borrada del mapa informativo en espera de que estalle un nuevo volcán.
Una alternativa
El vacío
informativo es un agujero negro selectivo y en él caen atrapadas las noticias
que no deben ver la luz. Dentro de una semana tendrán lugar unas nuevas
elecciones en Grecia y algunas encuestas le otorgan la victoria a Syriza, una
coalición de partidos y asociaciones de izquierda y ecologistas. En los medios
de persuasión de masas las referencias a Syriza son escasas y cuando la nombran
es para compararla, e igualarla, con el partido de ultraderecha Amanecer
Dorado. Las dos opciones, nos cuentan, son extremas y por lo tanto repiten esa
estupidez de que los extremos se tocan.
El programa
electoral de Syriza tiene cuarenta puntos. Aparte de incluir una suspensión de
los pagos de su deuda y dejar sin efecto las condiciones impuestas por la Unión
Europea, la coalición propone subir los impuestos -hasta un 75%- a las personas
acaudaladas; combatir la evasión y el fraude fiscal; reducir drásticamente el
presupuesto militar, cerrar todas las bases militares de Grecia y salir de la
OTAN; nacionalizar los bancos y los hospitales privados; subir el salario
mínimo y las prestaciones al desempleo y ayudar a las familias que no pueden
hacer frente a sus hipotecas; abolir todos los privilegios parlamentarios;
garantizar que las personas inmigrantes tengan acceso pleno a la sanidad y la
educación o utilizar los edificios del Estado, la iglesia y la banca para
alojar a las personas sin hogar.
Ante la posibilidad
de que este programa radical gane en las elecciones los poderes europeos están
interviniendo para evitarlo. El antaño líder del Mayo del 68 y hoy diputado del
Partido Verde Europeo, Danniel Cohn-Bendit, ha explicado que el programa de
Syriza es una auténtica estupidez y que aplicarlo sería como preguntarle a la
población griega si prefieren suicidarse con un cuchillo o con un hacha. La
población, de momento, no se ha pronunciado; pero seguro que prefiere
suicidarse con sus decisiones a que los suiciden desde Alemania, el Banco
Central o el FMI.
Unos periodistas
que mueren con plena seguridad jurídica
A raíz de la
nacionalización de Repsol por el Estado de Argentina y de la Red Eléctrica
Española por parte del Estado de Bolivia, los sesudos analistas y periodistas
de la desinformación española se pusieron de los nervios. Y concluyeron, los
muy avispados, que en esos países -Bolivia y Argentina- no existía ninguna
clase de seguridad jurídica. El periódico El País, por ejemplo, se
atrevió a sacar un listado de los países latinoamericanos en donde sí existe
eso que ellos llaman seguridad jurídica. La lista esta formada por México,
Chile, Brasil y Colombia.
En Colombia, el
último periodista asesinado, que sepamos, fue el director de la radio
comunitaria Metro Radio Estéreo, Argemiro Cárdenas Agudelo, quien fue asesinado
por un sicario cuando caminaba por una calle. Argemiro había recibido una
llamada y cuando acudió a la cita le dispararon ocho balazos en el pecho. Reporteros
Sin Fronteras publica anualmente una lista de los países donde la profesión
periodística se ejerce con mayor seguridad; Colombia ocupa el puesto 143 de los
179 Estados existentes.
El 17 de mayo la
policía del Estado de Sonora, en el norte de México, recibió una llamada
anónima denunciando que el periodista del modesto diario "El
Regional" de Ciudad Obregón, Marco Antonio Ávila, había sido raptado por
un grupo de hombres armados. Según la ONG de defensa de la libertad de
expresión Artículo 19, "los delincuentes habrían obligado al
periodista a identificarse y a confirmar su profesión". Al día siguiente
el cuerpo torturado de Marco Antonio Ávila fue encontrado en un descampado.
México es uno de los países más peligrosos en el mundo para el ejercicio del
periodismo. En 2012, al menos siete periodistas han sido asesinados, y con la
muerte de Ávila, son seis los reporteros muertos en el mes de mayo, según datos
de la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Los Gobiernos de
estos dos países -donde amenazan y asesinan a periodistas- reciben constantemente
los elogios de la prensa conservadora española que, como El País, los
definen como ejemplos de la seguridad jurídica. Los medios de desinformación
sufren de amnesia. Y de algo más: ¿cómo definir como jurídicamente seguros a
los países donde las empresas transnacionales pueden hacer sus negocios
mientras asesinan a los periodistas?, ¿qué pensar de un periódico que antepone
las acciones de Repsol antes que la vida de los propios periodistas?
¡Es el mercado, idiotas!
ResponderEliminarPues anda que las que sí salen...
ResponderEliminarhttp://www.larazon.es/uploads/portada/fichero/10000/P001MAD_PRI10062012001_1.pdf