Lago de Sete Cidades (São Miguel)
Preliminar
Viajar y comparar no
suele ser una buena práctica, sobre todo si lo que buscamos es
reforzar los tópicos que hemos aprehendido desde chicos; ya saben:
ningún lugar como el nuestro. Pero cuando convives durante un tiempo
en un espacio geográfico similar al tuyo con trayectorias históricas
llenas de concomitancias y con un estatus jurídico y administrativo
casi idéntico, percibes señales de que alguien, aquí abajo, nos
está estafando.
Publicaremos una
serie de artículos denominados Azores – Canarias donde,
además de describir algunos aspectos geográficos, históricos,
sociales y económicos de Azores, incidiremos en algunos análisis
comparativos entre ambos archipiélagos. Algunos de esos análisis
están basados en la subjetividad; otros están acompañados de datos
estadísticos aunque hemos intentado que las cifras no conviertan los
artículos en insufribles lecturas analíticas.
Estarán acompañados
de muchas fotografías, algunas de ellas ilustran el texto, otras,
simplemente pretenden exponer la belleza de un archipiélago que ha
sobrevivido -de momento- a los efectos más destructores de la
globalización.
AZORES - CANARIAS I
Antes
morrer livres que em paz sujeitos, es el lema del escudo de
Azores. Una heroica y romántica frase dicha por alguien que, como
suele ocurrir en estos casos, se halla instalado en el poder y
dispone de la vida de los demás. En el escudo también hay dos
toros, nueve estrellas y un azor que le da nombre al archipiélago.
En
Azores nunca ha habido azores. Hay milhafres, que son las aguilillas
(buteo buteo) que viven en Canarias, el ratonero de Europa. Es un
ejemplo de adaptación animal. Cuando llegó a las islas, mucho antes
que las personas, tuvo que modificar su dieta porque no había ni
ratones, ni conejos, ni topos, ni siquiera lagartijas. Así que se
especializó en aves. Cuando los humanos colonizaron el archipiélago
trajeron conejos (queriendo) y ratas (sin querer) y ya no tienen un
depredador natural que controle sus plagas. Esta curiosa situación
tuvo también alguna consecuencia sobre otras especies. Un pequeño
búho (Otus frutuosis) desplazó sus nidos, huyendo del milhafre, a
los suelos donde no había depredadores terrestres. Con la llegada de
los humanos y por lo tanto de los roedores, el búho se extinguió.
Puede que dentro de algunos siglos el milhafre readapte su dieta en
una compleja vuelta evolutiva a sus orígenes.
Milhafre al acecho.
Su
tamaño y apariencia confundió a los colonizadores que creyeron ver
azores. Por eso están en el escudo y en su nombre. Y está sobre
todo en sus cielos, acompañando nuestros pasos con sus gritos
quejumbrosos como si caminásemos por cualquier espacio natural de
Canarias. Las islas, especialmente las que se encuentran en las zonas
subtropicales de los océanos, son reinos de biodiversidad. Y ocurren
cosas prodigiosas. Azores está a 1600 kilómetros del continente
europeo, que es el punto geográfico más próximo. Algunas libélulas,
favorecidas por el viento, aterrizaron hace mucho tiempo en las
islas. Pero solo llegaron hembras. El problema fue resuelto adoptando
un raro y específico sistema reproductivo denominado partenogénesis
en el que una célula sexual se desarrolla hasta convertirse en un
nuevo individuo sin necesidad de haber sido previamente fecundada.
Las
nueve estrellas del escudo simbolizan las nueve islas del
archipiélago que, como Canarias, emergieron del fondo del océano
Atlántico mediante la actividad volcánica. Su nacimiento se produce
en uno de los lugares del planeta donde es más perceptible la
geodinámica terrestre. En ese lugar del Atlántico convergen las
placas tectónicas de América, de Eurasia y de Nubia. Cada una de
esas placas tira para su lado y de esa lucha geológica, lenta y
descomunal, surgieron las Azores.
La
convergencia de las tres placas y sus movimientos han determinado sus
edades y su peculiar deriva en el océano. Corvo y Flores, las más
occidentales, están sobre la placa americana y para allá se mueven a
una velocidad de 23 milímetros al año; Santa María, afectada por
la placa africana de Nubia, camina igualmente lenta hacia el este; y
las cuatro islas que conforman el grupo central (Graciosa, Sao Jorge,
Faial y Pico) condicionan su existencia geológica a los empujes y
tiranteces de las placas de Eurasia y Nubia. El caso más complejo es
el de la mayor de las islas, San Miguel, cuya mitad este tira para
Europa y la oeste, en ocasiones, hacia África.
Situación de Azores en el denominado Punto Triple, unión
y desunión de tres placas tectónicas.
(Foto del libro Historia Natural dos Açores)
Las
tensiones geológicas deparan también una enorme cantidad de
seísmos. La mayoría son imperceptibles. Pero desde que las islas
fueron pobladas han sido veintitrés los terremotos de intensidades
máximas. El primero del que se tiene constancia ocurrió en 1522
causando más de cinco mil muertes sobre todo en Vila Franca do Campo
(San Miguel); el último ocurrió en 1998 en la isla de Faial y
deparó ocho muertes y más de cien heridos graves. Los efectos son
todavía perceptibles en edificios y paisajes.
Faro de Ribeirinha (isla de Faial), afectado por el terremoto
de 1998
Interior del Faro de Ribeirinha (Faial)
Enorme deslizamiento de tierras provocado por el terremoto de 1998.
Son islas relativamente jóvenes. Sus edificios submarinos se
iniciaron hace 45 millones de años, pero la primera en emerger fue
Santa María, hace apenas 8 millones de años (la más antigua de
Canarias, Fuerteventura, tiene una edad aproximada de 20 millones de
años) y la más joven es Pico, cuyas piedras más antiguas tienen
solo 300.000 mil años (El Hierro, la más joven de Canarias, tiene
cerca de un millón de años). Esa relativa juventud hace que casi no
existan barrancos, que las zonas centrales suelan estar cubiertas de
pequeñas mesetas y que un porcentaje muy alto de sus costas sean
acantilados.
Los
prados son pastos; por eso hay toros en el escudo y muchas vacas en
sus campos. A diferencia de Canarias, el sector primario tiene una
relevancia de mucho peso en Azores. No solo en su economía sino en
la cohesión social y en el paisaje.
Una visión que se repite en todas las islas: vacas, prados y naturaleza.
(Zona centro de Terceira)
Las
roturaciones de tierra y por lo tanto la deforestación se iniciaron con el poblamiento de las islas allá por el año 1.430 empezando por
la más occidental, Santa María. Pero todo es revisable y más en
cuestiones históricas. Algunos estudios recientes confirman la
presencia de granos de cereales con edades que retrotraen la
presencia humana algunos silos. Sea como fuera, aquellas tentativas
no fructificaron y el poblamiento humano de origen portugués
(especialmente de las regiones del sur del país) se produce en la
primera mitad del siglo XV.
Una
curiosidad: los navegantes portugueses, para probar la habitabilidad
de las islas, soltaron ganado y conejos durante algunos años previos
a la colonización humana. Otra curiosidad: este dato lo sabemos
gracias a Gaspar Frutuoso, un sacerdote jesuita, ejemplo del
humanismo renacentista, que realizó una completa descripción de las
islas macaronésicas en su obra Saudades da terra. Es una obra
imprescindible para el conocimiento de Canarias.
La
vida del azoriano Gaspar Frutuoso es algo misteriosa, más por la
falta de datos biográficos que por enigmas esotéricos. Se sabe que
nació en la entonces villa de Ponta Delgada, en la isla de San
Miguel, en el seno de una familia acaudalada. Por eso pudo cursar
estudios de Filosofía, Artes y Teología en Salamanca. Regresó a su
isla, se ordenó sacerdote y lo enviaron a Bragança (norte de
Portugal) donde fue propuesto para obispo, oferta que no aceptó
probablemente porque aquello le sobrepasaba, porque quería disponer
de tiempo para otros menesteres con menos oropeles o simplemente
porque, como buen isleño, sintió la llamada de la tierra. Allí, y
hasta su muerte con sesenta y nueve años en 1590, solo ejerce cargos
menores en la Iglesia Matriz de Ribeira Grande, la segunda población
más grande de San Miguel. En sus ratos libres escribió los
deliciosos seis volúmenes de Saudades da terra.
Iglesia de Ribeira Grande. São Miguel.
Plaza de Gaspar Frutuoso. Ribeira Grande. São Miguel.
Existen
más que fundadas dudas de que Gaspar Frutuoso visitara Canarias y
Cabo Verde, archipiélago que también describe. ¿Cómo un hombre
en 1564 pudo realizar una descripción tan minuciosa y fiable desde
una isla perdida en el Atlántico sobre otras islas situadas a más
de mil kilómetros de distancia? De momento no tenemos respuesta. Lo
que sí sabemos, con exactitud, es que la explotación de dos plantas
señaladas por Gaspar Frutuoso fue una de las primeras actividades
económicas llevadas a cabo en Azores, ambas usadas en Canarias (y en
otros muchos lugares) para usos tintóreos.
La
urzela es la orchilla (Roccella tinctoria), por eso en la isla de San
Jorge existe la localidad de Urzelina y en El Hierro está la Punta
de la Orchilla. Y en ambos archipiélagos fueron muchas las muertes
debidas a la recolección de este liquen, puesto que las grandes
colonias se encontraban en los acantilados marinos de difícil
acceso. De este liquen triturado se obtenía un tinte púrpura muy
apreciado. Para obtenerlo no solo hay que triturarlo, hay que
mezclarlo con amoniaco que en aquellos tiempos se obtenía de los
orines descompuestos.
La
otra planta es el drago, llamado dragoeiro en Azores (Dracaena
draco). Su explotación para la obtención de su savia (que oxidada
adquiere un color rojo intenso) casi lo hace desaparecer en estado
salvaje. Hoy son numerosos los ejemplares –bellos y rotundos- que
en todas las islas de Azores pueblan los espacios públicos y los
jardines privados. El drago, además, confirma algunas de las teorías
sobre la procedencia de las especies que pueblan las Azores.
Drago en Fajã dos Vimes (São Jorge)
Espectacular ejemplar en un parque de Horta (Faial).
Pequeño drago en Fajã de Além (São Jorge)
¿Desde
dónde llegaron las especies que colonizaron las Azores? Este
archipiélago cuenta con una menor biodiversidad que Madeira o
Canarias. Dos son los hechos que condicionan esta situación: la
lejanía de las masas continentales y su mayor juventud geológica.
Pero se sabe (los estudios relacionados con la naturaleza del
archipiélago son buenos y numerosos, especialmente los realizados en
la Universidade dos Açores) que la primera colonización procede de
África, antes de la formación de los grandes desiertos. De esa zona
y de esa época procede el drago. El segundo momento y segunda zona
de procedencia es el Mediterráneo, cuando las glaciaciones del
Pleistoceno empujaron la flora a reductos más cálidos. Una de las
especies más extendida en Azores tiene ese origen: la faya (Morella
faya). Por último, las colonizaciones más recientes proceden de la
Europa Atlántica, con especies tan emblemáticas para las islas como
el queiró (Calluna vulgaris).
También
en Canarias existen estudios especializados sobre los orígenes
biogeográficos de las especies o sobre las diferentes formas de
transporte utilizadas por las especies para llegar aquí. Estarán
seguramente en las revistas especializadas o en las tesis doctorales
(inasumibles para el público) que engordan los currículos
académicos. En Canarias, a nadie se le esconde, hay un déficit en
investigación en casi todas las disciplinas pero el déficit es aún
mayor en la divulgación científica que pueda ser asumida –y
consumida- por la población no especializada. La información que
se obtiene buscando en el ciberespacio o en los libros publicados
suelen repetir tópicos poco contrastados.
En
Azores se da por asumida la teoría de la doble insularidad en la
colonización de las especies. Dada la lejanía de las islas de
cualquier punto continental, las plantas y animales, en la mayoría
de los casos, utilizaron islas intermedias en los procesos de
transporte. De esta manera fueron pocas las especies que llegaron
directamente de los continentes sino que previamente pasaron,
adaptándose y seleccionándose, a través de archipiélagos como Canarias o
Madeira. Los científicos tampoco tienen dudas de que algunas de esas
especies utilizaron archipiélagos ahora sumergidos (Paleo Madeira,
Paleo – Canarias, Meteoro Grande y Sahariano) como plataforma
intermedia. El grado de interés por la naturaleza en Azores ha
deparado estudios y conclusiones tan concretas y certeras que se ha
llegado a determinar no solo los mecanismos de transporte (corrientes
marinas, viento o aves) sino qué semilla fue transportada en las
patas o en las plumas del ave (caso del cedro) o a través de su
ingesta (caso del palo blanco).
Sobre este medio físico insular, tan inestable como maravilloso, se asentaron los colonizadores portugueses, comenzando la historia de una comunidad humana que ha sobrevivido, literalmente, en un archipiélago a la deriva, en medio de un océano no siempre poético.
Sobre este medio físico insular, tan inestable como maravilloso, se asentaron los colonizadores portugueses, comenzando la historia de una comunidad humana que ha sobrevivido, literalmente, en un archipiélago a la deriva, en medio de un océano no siempre poético.
Teoría de la doble insularidad. Siglas: CV: Cabo Verde; Cn: Canarias; Md. Madeira.
PMd: Paleo-Madeira; PCn: Paleo - Canarias; GM: Gran Meteoro; Sa: Sahariano.
Información del libro Historia Natural dos Açores. (Universidade dos Açores, 2013)
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