sábado, 23 de abril de 2016

Chillida ¡ñoos! II


El prometido proyecto de Chillida tiene un récord mundial: es la (presunta) obra de arte más cara del mundo. Sin haberse movido una sola piedra, sin iniciarse el proyecto, ha costado cerca de 30 millones de euros. De dinero público, del dinero de los habitantes de este archipiélago.

Empecemos por aclarar que en el año 2008 Domingo Berriel, entonces consejero de Medio Ambiente y Política Territorial, admitió en sede parlamentaria que se habían gastado 25'7 millones de euros. Desde entonces las instituciones canarias (Gobierno y Cabildo) han seguido sepultando dinero público en el agujero de Chillida. Estos son los principales hitos del robo del siglo.

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En diciembre de 1995 se reúnen en Santa Brígida siete altos cargos del Gobierno de Canarias. La reunión durará dos horas. En esas dos horas llegaron al acuerdo de entregarle 1.150 millones de pesetas a las dos empresas – Canterías Arucas y Cabo Verde- que explotaban las canteras de Tindaya. A la primera empresa se le pagó 150 millones y a la segunda 900. Ese dinero se pagó para rescatar las concesiones mineras y así poder hacer la obra de Chillida.

El procedimiento normal cuando se quiere hacer una obra pública es acudir a la expropiación. No fue el caso y se llegó a este disparatado acuerdo para favorecer a las empresas. Según los cálculos del PSOE (entonces en la oposición) si se hubiese acudido a la expropiación el precio a pagar no hubiese superado los 20 millones de pesetas.

Dos meses antes el banco Central Hispano había encargado a una agencia de detectives un informe sobre la empresa Cabo Verde. El informe emitido constata que la empresa (propiedad de Bittini, amigo de Olarte) tenía 12 embargos y 5 hipotecas. La suma de lo que debía Cabo Verde era de 900 millones de pesetas y estaba al borde de su disolución. La empresa de Bittini fue saneada con el dinero de los canarios gracias a esta increíble maniobra. Tres majoreros participaron de aquella reunión: Miguel Cabrera Cabrera (viceconsejero de Cultura); Domingo Berriel Martínez (viceconsejero de Industria) y Eugenio Cabrera Montelongo (viceconsejero de Medio Ambiente).

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Casi un año después el Gobierno de Canarias vuelve a destinar dinero público al agujero de Tindaya. Esta vez fueron 1.960 millones de pesetas para realizar estudios de viabilidad e implantación de la obra de Chillida. Los 1.960 millones se esfumaron en un entramado societario en el que participaba Cabo Verde, FCC y NECSO Entrecanales. No se realizó ningún estudio. Años más tarde el Gobierno de Canarias recurrió a los tribunales buscando el dinero. La justicia dictaminó que el propio Gobierno había participado y fiscalizado el proceso y que, prácticamente, se estaba demandando a si mismo. No se recuperó ni una peseta. Es lo que se conoce como el caso Tindaya.

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Año 2005. El Gobierno encarga sondeos geotécnicos a Estudios Guadiana. Recordemos que esta empresa es propiedad de Lorenzo Fernández Ordóñez, ingeniero amigo de los Chillida. No se hace concurso público y se le encarga a dedo a Estudios Guadiana contraviniendo los procedimientos administrativos prescriptivos. Estudios Guadiana es la empresa que va a dirigir el agujero de Chillida. Obviamente los resultados fueron los esperados porque, como es normal, Estudios Guadiana no iba a emitir un informe en contra de los intereses de Estudios Guadiana. Se libraron dos partidas de dinero público para pagarles : una de 1'5 millones de euros y otra de 1'9 millones.

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Si suman los anteriores capítulos verán que dan un resultado de 22'1 millones de euros. El resto, hasta llegar a los más que probables 30 millones de euros, nos fueron robados de las formas más singulares: procedimientos judiciales (casi todos perdidos por el Gobierno de Canarias); una maqueta del agujero de Chillida que costó una millonada; participación en exposiciones diversas (ARCO, FITUR, etc); realización de un documental divulgativo de las excelencias del proyecto; se llegó a pagar el pasaje, hospedaje y manutención a decenas de periodistas de los principales periódicos españoles y europeos para que divulgaran el proyecto; arreglo de la Casa Alta de Tindaya para convertirla en centro de interpretación del agujero y, en fin, una cantidad imposible de cuantificar de viajes (y comilonas) de aquí para allá y de allá para aquí de los Chillida, Mario Cabrera y Paulino Rivero para formar la Fundación pública que le entrega nuestro patrimonio a la empresa de los Chillida, Zabalaga Leku.

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De un tiempo a esta parte el discurso oficial ha cambiado. El mantra que repiten como loros los representantes institucionales es el que asegura que no se va a gastar ni un euro público más en el proyecto. Mienten. Al mismo tiempo que dicen eso el Cabildo de Fuerteventura acaba de destinar 60 mil euros a la fundación que le han montado a los Chillida. Claro que, viniendo de las cantidades que venían robando, a estos ladrones de guante blanco 60 mil euros no les debe parecer dinero. Pero que le pregunten al 30% de personas desempleadas de la isla o a las miles que viven en ella sin recibir ninguna prestación.

Pero siguen mintiendo. Si se quiere seguir adelante con el disparate de profanar Tindaya deben acudir a las expropiaciones. La Montaña sigue siendo privada y para poder agujerearla deben gastarse otra millonada de dinero público. Las expropiaciones costarán, como mínimo, otro millón de euros más de nuestro dinero.

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El mantra dice: La obra se sacará a concurso público. La empresa que lo gane pondrá su capital para vaciar la Montaña y se le otorgará una concesión para que explote comercialmente el pretendido monumento y así recupere el dinero.

Los ladrones de guante blanco creen que de esta manera arreglan algo. Pero que alguien nos diga dónde está entonces el beneficio para Fuerteventura y Canarias. Es el negocio perfecto: se le entrega nuestro patrimonio a una empresa privada para que se lucre con él. Los socialistas y los nacionalistas canarios ni se han enterado que hay una crisis, que las fórmulas con las que han gestionado el dinero público solo ha deparado corrupción generalizada, beneficios privados, recortes públicos y un territorio plagado de obras fastuosas e innecesarias. Tindaya es el mejor de los ejemplos de su miopía política y de su déficit ético.  

1 comentario:

  1. en el fondo está la llave y no del mar sino en el fondo de la primera parte con de la segunda parte de la parte que reparte.el empeño esta claro lo que se quiere es que se derrumbe enterrar con ella el caso ,y la lucha por aclararlo.

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