Entrevistamos a don Bernardo Cerdeña, ganadero, majorero, de más de
setenta años y cuya familia paterna y materna procede del centro de
la isla. Vive en Casillas del Ángel y tiene un humor envidiable.
Sabe de muchas cosas y, además, es una enciclopedia sobre las penurias, las
cabras, las ovejas, las vacas, la cal y la toponimia de la Vega de
Casillas y Tesjuate. Paseamos en coche y a pie buscando majadas,
fuentes, lomos, degolladas, morros y corrales. Nada más ver que nos
acompañábamos de un palo nos dice: Usted sabe que en otras islas
a ese palo con punta le llaman lanza, pero nosotros aquí siempre lo
hemos llamado lata. Es un dichete que nosotros tenemos para la lanza.
Son lo mismo.
El dichete forma parte
del léxico canario en sus islas orientales. Para don Bernardo tiene
valor de sinónimo, pero su uso más generalizado es el de apodo,
sobrenombre, en fin, un mombrete. Los dichetes no solo se le ponen a
las personas, sino a las cosas. En Puerto Cabras la escultura más
conocida y popular se encuentra en una rotonda. Su nombre originario
es el de Monumento a la Concordia pero todo el mundo la conoce como las
Culonas. Ejemplos como este hay muchos en Canarias: las
denominaciones populares son más identificativas, proceden del
pueblo y se quedan para siempre.
En sentido contrario van
las denominaciones institucionales, sobre todo de un tiempo a esta
parte. En Antigua el año pasado se celebró una carrera donde los
participantes corrían con sus perros. Podía haber sido la primera
Carrera con perros pero, como el mundo se nos queda chico, los
organizadores, Ayuntamiento incluido, la denominó la 1ª Dog
Running. Pero, eso sí, nos sentimos orgullosos de haber
espantado a los ingleses en la Batalla de Tamasite.
En Las Palmas han
inaugurado un pabellón deportivo que algún iluminado ha decidido
llamar Gran Canaria Arena, un nombre tan pretencioso en la
búsqueda de la internacionalidad que termina por ser impersonal,
plano, desarraigado. Es la marca del imperio comercial deportivo, tan
absurda como haber querido denominar al Estadio Insular como el Paseo
de Chil Square Garden.
Lo de Arena tiene
su cosa. Palabra latina que fue utilizada para designar a los circos
y otros establecimientos del Imperio romano, fue asimilada por otro
Imperio, el estadounidense, que empezó a denominar así a varias
canchas para la práctica del baloncesto. Y como ese país convierte
en marca todo lo que toca, hoy hay Arenas hasta en Ucrania. Y
por supuesto no íbamos a ser menos, no vayamos a quedarnos fuera
de los mapas y de la contemporánea toponimia deportiva.
Cuando se entra en Las
Palmas por la carretera del norte un moderno puente nos mete en la
capital. Al poco de ser inaugurado ya tenía su dichete popular: si
en Estados Unidos tienen el puente de San Francisco, el nuestro es el de
san Pacuco. A ver cuánto tardamos en llamar al Arena ese como
se merece y manda la imaginación popular.
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