jueves, 29 de noviembre de 2012

Fuera del sistema


Alessandro es italiano, al menos eso pone su identificación oficial. Porque Alessandro es, antes que nada, una persona, una buena persona. Jubilado por una enfermedad crónica, lleva dos años viviendo en Fuerteventura. Y viviendo, en el caso de Alessandro, significa compartiendo. Podía, el bueno de Alessandro, haberse dedicado a contemplar la vida desde su retiro, disfrutar del clima que no encuentra en el norte de Italia, tumbarse en una hamaca y desentenderse del sitio donde vive. Como hacen otros extranjeros, como hacen muchos españoles, como hacen muchos canarios. Tumbarse al sol y quedarse quieto como un lagarto. No es una mala opción: es cómoda, genera pocas frustraciones y permite que nos enteremos de lo que pasa en nuestra tierra a través de los medios sin necesidad de estar cogiendo muchos nervios. Pero Alessandro se trajo consigo a Fuerteventura su conciencia en vez de dejarla esquiando en los Alpes. Y lo mismo está en una concentración en defensa de Tindaya que luchando contra Repsol; lo mismo apoya a una persona en huelga de hambre que reivindica la recuperación de 4.200 hectáreas para Fuerteventura, usurpadas en 1976 para que el ejército español juegue a la guerra. En fin, Alessandro es muchas cosas, salvo un turista sanitario. Pero al muy desaprensivo no se le ocurrió otra cosa que nacer en Italia.

Hace un mes este italiano desinquieto solicitó consulta con su médico de cabecera. Se la dieron y el día señalado acudió a su centro de salud, preguntó en ventanilla, comprobaron sus datos y le dijeron: "Los sentimos: está usted fuera del sistema". Lo mandaron a las oficinas de la Seguridad Social de Puerto Cabras y allí le dieron, como única información, una fotocopia según la cual formaba parte de las personas afectadas por el Real Decreto Ley 16/2012, las que ya no tienen derecho a la asistencia sanitaria pública. A Alessandro le pasa esto por ser italiano, pero le hubiese pasado lo mismo si hubiese sido colombiano, marroquí, saharaui, alemán o paraguayo. Salvo que cotices o tengas un trabajo, si eres extranjero ¡estás fuera del sistema!

Alessandro es una entre las 5.380 personas que, solo en Fuerteventura y según cifras oficiales, se ha quedado sin cobertura médica desde el 1 de septiembre. Se desconoce el número total de personas afectadas en Canarias. Un día antes de la aplicación del Decreto-Ley el portavoz del Gobierno de Canarias manifestó que el Servicio Canario de Salud "no dejará de atender a nadie que lo necesite y que no tenga recursos", por lo que seguirá prestando atención sanitaria tanto a las excepciones que incluye el decreto, como a las personas que cumplan con el requisito de carecer de recursos económicos y tener la necesidad de ser atendidas por la sanidad pública. El Gobierno de Canarias no permitirá que nadie que necesite ser atendido y no tenga recursos económicos no reciba esa atención". El Ejecutivo canario considera que la salud es "un derecho fundamental y universal, no como una declaración retórica sino como un factor básico de cohesión social" (La Provincia, 31 de agosto). Esta sí es una declaración retórica, básicamente por dos razones. Primero, porque para el Gobierno de Canarias, por poner un ejemplo, un programa televisivo casposo, rancio, insufrible, como ¡Viva la fiesta! también es un factor básico de cohesión social ("La Radio Televisión Canaria es un elemento fundamental en favor de la cohesión social y territorial": Paulinorivero.com, Post del 26 de abril) y, segundo, porque es una solemne mentira y el Gobierno de Canarias está aplicando la norma que liquida el derecho a una sanidad universal al pie de la letra.

Por si no fuese suficiente ilustrativo el caso de Alessandro, el siguiente es un mapa elaborado por Médicos del Mundo. Las Comunidades Autónomas que aparecen en verde son las que no están aplicando el Decreto-Ley; las que están en amarillo han arbitrado alguna medida administrativa para garantizar la asistencia sanitaria a todas las personas; las de color rojo, entre las que se incluye Canarias, han dejado sin este derecho a las personas afectadas por la nueva norma. Canarias es, además, la única de entre las que están aplicando el Decreto que no está gobernada por el PP.
Esta tierra, gracias a sus gobernantes, lidera las estadísticas sociales negativas del Estado: mayor tasa de paro, mayor índice de pobreza, mayor fracaso escolar, salarios más bajos, mayores listas de espera sanitarias, régimen electoral menos democrático, mayores beneficios fiscales para la patronal. Y ahora también líderes en insolidaridad. Una tierra única donde los excluidos han sido, como virus, definitivamente expulsados del sistema. 

viernes, 9 de noviembre de 2012

Ave, César, Maxorata te saluda


Desde hace veinte años aproximadamente un grupo de arqueólogos y profesores universitarios -conocidos informalmente como el movimiento zanatista- se ha empeñado en demostrar que la prehistoria canaria tiene su explicación en las culturas mediterráneas, principalmente fenicias, púnicas y romanas. Según sus hipótesis, la primera colonización de este archipiélago vendría dada por un desembarco de poblaciones norteafricanas traídas con una finalidad económica: la explotación de los recursos insulares en beneficio de aquellas culturas mediterráneas. De esta forma no solo el poblamiento inicial sino su organización social posterior vendría marcado por su vínculo con las culturas de la cuenca mediterránea y, por lo tanto, europeas. La hipótesis, por antonomasia, tiene la validez que tienen todas las hipótesis pero su refrendo solo lo puede aportar la demostración.

En estos veinte años el grupo zanatista ha buscado y rebuscado evidencias que pudieran demostrar sus hipótesis. Han contado para ello con el favor institucional que, traducido en canario, significa dinero. Desde la presentación al mundo de su acto fundacional -la denominada piedra zanata, una piedra descontextualizada de su entorno arqueológico con serias sospechas de que bien pudiera ser un fraude-, a la realización de la exposición Fortunatae Insulae; Canarias y el Mediterráneo, organizada por el Museo Arqueológico de Tenerife que costó una purriada de millones de pesetas en el año 2004. Sorprende la facilidad con que el movimiento zanatista obtiene las bendiciones para realizar excavaciones arqueológicas en una tierra cuyas instituciones -como en el caso de Fuerteventura- tienen abandonados a su suerte a cientos de yacimientos y que no han sido capaces siquiera de declarar Bien de Interés Cultural a la Montaña de Tindaya y protegerla como se merece. Pero más sorprende la capacidad del grupo zanatista de levantar nuevas hipótesis tras leves sondeos visuales sobre algunos restos arqueológicos, convocando a los medios de persuasión y acompañados de representantes de la casta política que se apuntan a una foto como lapa al bajío.

El problema principal del movimiento zanatista es que intenta adaptar cualquier evidencia arqueológica a sus hipótesis en un forzado ejercicio de dudoso rigor científico. Así, en su afán de que Europa nos acoja en su Historia Antigua, el zanatismo está reinterpretando la historia pre-europea canaria (que de esa manera dejaría de ser pre-europea) de forma muy sui géneris: las pintaderas ya no los son, los pozos del Rubicón no son normandos, una estructura de piedras se convierte en todo un almacén para la exportación, las casas aborígenes de Gran Canaria se trasmutan en adaptaciones canarias de los hipogeos fenicios, los grabados rupestres de barcos en pruebas evidentes de que los mediterráneos estuvieron asentados en Canarias durante siglos y las salinas de la Punta de Rasca en Tenerife o las de Lanzarote en industrias al servicio de la madre patria europea. El caso más singular de la osadía zanatista fue divulgar la posibilidad de que una roca en el fondo de un barranquillo en el municipio tinerfeño de El Tanque albergaba el grabado rupestre de un toro. El animal, por muchas perras de vino que uno se pudiera tomar para contemplarlo, es imperceptible, ya que en realidad son las marcas de una moderna pala mecánica, a lo mejor traída desde el mediterráneo en un container, pero poco fenicia. No le va a la zaga la disparatada interpretación de las aras de sacrifico de La Gomera que el zanatismo quiso convertir en  atalayas desde las cuales los vigías gomeros escudriñarían la mar en busca de los atunes que luego se salarían en invisibles salinas o se tratarían en inexistentes factorías.

Buscar pruebas para confirmar las hipótesis es un trabajo arduo que muchas veces la realidad nos niega. Pero la honestidad en los planteamientos y en los métodos es crucial para la ciencia. Durante las Jornadas de Estudio de Lanzarote y Fuerteventura de 2011 se expusieron por parte del movimiento zanatista los resultados de dos excavaciones realizadas en Fuerteventura que bien pudieran denominarse En busca de las vasijas perdidas. En ambas excavaciones se encontraron algunos fragmentos de cerámicas de presumible procedencia mediterránea. Lo curioso es que en su búsqueda se descarta todo vestigio de innegable adscripción aborigen. En el caso de Lomo Lesque (Puerto Cabras) el yacimiento sufrió un evidente deterioro debido a la excavación y entre los restos de la tierra extraída (y amontonada como material de desecho) son perceptibles a simple vista decenas de fragmentos de cerámica de factura majorera pre-europea. En el caso de El Junquillo (Antigua) los fragmentos de cerámica aborigen se cuentan por centenas solo con una leve prospección de su superficie. Tales resultados, lejos de reforzar el vínculo de los mahos con el mundo norteafricano, se revelan para los zanatistas como evidencias inequívocas de la presencia mediterránea en Canarias aunque la proporción encontrada de cerámica hecha con torno sea de 1/10.000.


Nadie discute que barcos procedentes del Mediterráneo recalaron en Canarias en la antigüedad. Es probable que, ocasionalmente, se hayan producido intercambios esporádicos con otras culturas. Pero hasta el momento, y van ya veinte años de intentos, no existe ninguna prueba documental ni arqueológica que justifique que hubo asentamientos permanentes de culturas mediterráneas en las islas antes de la conquista castellana ni que las poblaciones bereberes llegadas a Canarias trabajasen -no se sabe con qué beneficio- para aquellas. Así todo, el reciente descubrimiento en la Isla de Lobos de restos de cerámica de posible adscripción romana junto con restos de moluscos ha dado pie, nuevamente, a divulgar sin ninguna certeza científica toda una teoría de explotación económica de los recursos insulares. La prudencia, desde luego, no es una cualidad de la que hagan gala los zanatistas. Se puede entender que la clase política se apresure a reconocer nuestro pasado romano porque, al fin y al cabo, son los herederos de clase de los patricios; se puede comprender que los titulares periodísticos busquen el sensacionalismo más banal porque en eso se ha convertido el periodismo de empresa. Pero que desde las universidades se vendan hipótesis hasta ahora indemostrables como verdades históricas es una irresponsabilidad que en los tiempos romanos sería castigada con trabajos forzados en las galeras.