jueves, 28 de julio de 2016

¡Quememos El Jueves!


Unamuno escribió: Enjalbegada tumba es Betancuria. Eso es una metáfora. Betancuria no es una tumba, es un pueblo. En Betancuria viven personas y a las que mueren las entierran en el cementerio. Pero, ya ven, la literatura utiliza trucos lingüísticos para expresarse.

La Luz de Mafasca es una leyenda, contada y escuchada de mil formas diferentes a lo largo de la historia. Una versión asegura que a quien no creyera en ella u osase burlarse de su existencia le sobrevendrán grandes males, incluso la muerte. Desconozco si mi cólico nefrítico tiene que ver con mi descreimiento pero sigo pensando que es una leyenda. Y una leyenda no es la realidad.

Los carnavales son unas fiestas especiales en Canarias, también en Fuerteventura. La esencia de esa fiesta es el humor. A las murgas se les permite cualquier exceso verbal. En algunas ocasiones las críticas alcanzan, gracias al sarcasmo, un nivel mordaz para caricaturizar determinadas situaciones de lo cotidiano. En otras ocasiones los insultos son poco velados. A lo mejor van dirigidos al alcalde o a los concejales que asisten dignamente a los concursos de murgas en primera fila. Y ahí aguantan el aluvión de críticas, como campeones, con sus sonrisas artificiales, porque los murgueros son votantes, el público es votante y porque es carnaval.

El Jueves es una revista de humor. No es el National Geographic. Es una revista de humor que utiliza la caricatura y la sátira para expresarse. Puede que sus ocurrencias le hagan reír o no pero cualquier persona con dos dedos de frente sabe que no trata de describir la realidad sino que la ironiza e hiperboliza.

En un número reciente El Jueves caricaturizó en una de sus páginas algunos aspectos del presente de Fuerteventura, más bien del norte de la isla. Y se entiende perfectamente que haya gente que no le encuentre el humor incluso que consideren que maldita la gracia. De la misma manera que hay gente que se troncha con En Clave de Ja, un vodevil canario pagado con dinero público, a otras personas les causa vergüenza y hasta tristeza.

Pero que el Cabildo de Fuerteventura, a través de algunos de sus representantes, haya elevado una protesta institucional por la página de El Jueves convierte a esa institución en una caricatura de sí misma, en un organismo censurador que hace el ridículo enviando su indignación a la prensa.

Fíjense ustedes que a algunas personas -raritas que somos- lo que nos indigna es la realidad y no la ficción. Esperando estamos que el Cabildo emita un comunicado rotundo porque en Fuerteventura más de un 30% de la población está desempleada; porque el hospital lleva quince años en obras, porque la directora de enfermería (¡y 23 supervisores!) presentaron la dimisión por las injerencias políticas en su labor y porque nos hemos quedado sin servicio de oncología por la dimisión de su único especialista; porque todavía núcleos urbanos y turísticos como El Castillo, con casi 6000 habitantes, siguen sin tener un colegio; porque en cientos de hogares de Fuerteventura no entra un euro; o porque más de 30 millones de metros cuadrados de esta isla (la Isla tranquila dicen los eslóganes propagandísticos) están destinados al entrenamiento de jóvenes para ir a las guerras.

Miren que hay asuntos por los que indignarse. Pero son demasiado reales como para que el nivel intelectual de los firmantes del manifiesto de desagravio a El Jueves los entiendan. Solo esperamos de ellos que no terminen por impugnar las metáforas, a las murgas o la Luz de Mafasca por la mala fama que nos dan. Que aquí, por si no lo saben, todo está perfecto.

Nota dirigida a los censores del Cabildo (por si acaso): Superman no existe, Batman y Spiderman tampoco, y lo de los Reyes Magos hay quien lo cuestiona.