jueves, 10 de mayo de 2012

Sinvergüenza es poco

Un sinvergüenza, nos explica el diccionario, es una persona que comete actos ilegales en provecho propio o que incurre en inmoralidades. Atendiendo a la segunda parte de la definición (y sin descartar del todo la primera) Domingo Berriel Martínez, consejero del Gobierno de Canarias, es el sinvergüenza por antonomasia. Su currículum político y personal está plagado de inmoralidades y en varias ocasiones hemos dado cuenta de ellas. La (pen)última es el colmo de lo inmoral aunque este hombre parece no encontrar techo en sus ansias de vivir del cuento público.

El Consejo Insular de Aguas de Fuerteventura -dependiente del Cabildo Insular- realizó en mayo de 2011 una convocatoria de subvenciones denominada Concurso público para la solicitud de auxilios a proyectos de obras hidráulicas de iniciativa privada. El total de la subvención ascendía a 148.672,33 euros. Se presentaron quince solicitudes. Cuatro de los solicitantes quedaron excluidos por no cumplir los requisitos para ser beneficiarios; las otras once solicitudes se repartieron 96.607 euros quedando 52.605 euros sin asignar y que quedan acumulados para futuras subvenciones.

De los 96.607 euros repartidos un solicitante se lleva 3.959 euros, otro 2.901, otro 1.674, otro 6.729, otro 13.723, otro 5.820, otro 2.089, otro 7.838. Y otro se convirtió en la Santísima Trinidad y presentó tres solicitudes, cada una subvencionada con 17.110,62 euros, es decir, un total de 51.331,86 euros. Este último se llama Domingo Berriel Martínez y es el Consejero de Obras Públicas, Transportes y Política Territorial del Gobierno de Canarias. Las obras a las que van dirigidas las subvenciones al Consejero son: una balsa de decantación y ampliación de la balsa existente; la construcción de un depósito de almacenamiento y canal de riego y la construcción de otra balsa impermeabilizada de almacenamiento y riego. Vaya, que al hombre le ha dado por almacenar agua, no vaya a ser. Ni que decir tiene que las tres obras subvencionadas con nuestro dinero lo son para arreglar su finca particular en La Laguna de Tesjuates, en el municipio de Puerto Cabras.

Las subvenciones fueron otorgadas por la Junta de Gobierno del Consejo Insular de Aguas del Cabildo majorero el 5 de marzo de este año. Forman parte de esa junta, entre otros, el presidente del Cabildo, Mario Cabrera; un representante del Gobierno de Canarias, Francisco Rodríguez Batllori; dos consejeros de Coalición Canaria, uno del PSOE, otro del PP. Todos, por lo tanto, han participado -por obra u omisión- de esta canallada: el sinvergüenza que la solicitó y los que la concedieron.

Domingo Berriel cobra 71.051 euros al año, más que un ministro del Gobierno de España. Lleva toda la vida viviendo de la política y ha sido, entre otros cargos, Consejero del Cabildo de Fuerteventura y Director Gerente del Consejo Insular de Aguas, los dos órganos hermanados que le han otorgado ahora más de cincuenta mil euros para que los dedique a la agricultura un hombre que no conoce ni de lejos el mecanismo por el que se activa un sacho o una azada.

Que a un personaje como este -que ostenta un alto cargo público y que es rico en sueldo y bienes- se le concedan cincuenta mil euros para arreglar una de sus numerosas propiedades es algo más que inmoral. Esto sucede en una tierra con la mayor tasa de personas paradas del Estado, en donde se le niegan las ayudas a las personas que sobreviven a duras penas en la exclusión social, donde se rebajan los sueldos del funcionariado por segunda vez, donde es mejor que no te enfermes, donde es mejor que no estudies, donde es mejor que emigres; en el país, ya ven, donde últimamente salen los Paulinos y los Spínolas a pedirnos, con caras compungidas, que hagamos todos un esfuerzo. Sí, lo sabemos, sinvergüenza es poco, pero seguro que al leer esto a ustedes se les ocurren mejores calificativos.

NOTA ACLARATORIA: Domingo Berriel fue Director Gerente del Consorcio de Abastecimiento de Aguas de Fuerteventura (CAAF), no del Consejo Insular de Aguas.